Crisis económica

Por necesidad

La Razón
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Si el nivel de desarrollo de un país se mide, entre otras cosas, por su Sanidad, está claro que el nuestro, pese a las interminables disputas entre nuestros siempre bien avenidos políticos, resulta un país verdaderamente desarrollado. En España se ofrece una espléndida Sanidad pública. El problema estriba en que, para sostener su calidad, se requiere un dinero que, en estos momentos, nuestro país no tiene. Entre las estrategias para conseguirlo está, cómo no, la de subir los impuestos, que es no sólo la menos popular, sino la menos indicada según muchos en estos momentos de crisis. Hay otra, mucho menos penosa, pero que sin embargo no parece políticamente correcta. Se trata del copago. De exigir en la Sanidad una mínima cantidad que evite tantas visitas innecesarias a los servicios de urgencias y tantas analíticas y demás pruebas que a veces el médico pide por pura exigencia del paciente… ¿De verdad resulta tan terrible considerar que cuando alguien vaya al médico de la Seguridad Social tenga que pagar un euro? Serían muchos millones de euros puestos al servicio, de nuevo, de nuestra Sanidad. Y también, sin duda, millones de visitas menos a los médicos, que así podrían realizar mejor su trabajo. Un euro o tal vez dos… Y un mundo de posibilidades que hay quien no quiere ver, porque la medida parece poco social. Pero lo realmente poco social y de país tercermundista es que, al final, se acabe por no poder atender a quien realmente lo necesita, sólo porque algunos abarrotan las salas de espera, quizás, porque no tienen nada mejor que hacer.