Manifestaciones violentas

«Indignados»: la protesta del 15-M se queda en familia

Debía ser su día «D» a la hora «H», la cita más importante para el futuro del movimiento de «indignados» repartidos por todo el territorio nacional. Pero las cifras de asistentes les han dejado en evidencia, más allá de la guerra de números habitual en estos casos.

Algunos descontentos acudieron ataviados con la careta de «Anonymous»
Algunos descontentos acudieron ataviados con la careta de «Anonymous»larazon

Tanto si se opta por la más favorable de las cifras, que alcanzaría las 150.000 personas según el movimiento 15-M, como si se eligen los 35.000 que ofrece la versión de la Policía, lo cierto es que el apoyo en Madrid a la concentración de «indignados» estuvo lejos de ser masivo. Más aún si se tienen en cuenta los más de cinco millones de personas de la periferia madrileña y los más de 22 millones de españoles que votaron el pasado 22 de mayo, haciendo caso omiso a las reivindicaciones del colectivo. El guión se repitió en el resto de capitales españolas.

Los «indignados» comenzaron las marchas con una serie de indicaciones para evitar las posibles cargas policiales. La consigna era clara. En nada debía parecerse la marcha a los hechos ocurridos el pasado miércoles frente al Parlamento de Cataluña. En resumen, intentar apaciguar los ánimos, alejarse de los individuos violentos y señalarlos, avisar a la Policía y gritar acto seguido «¡No a la violencia!». Y por supuesto, documentar mediante fotografías o vídeos los actos para denunciarlos a posteriori.

Nada de esto hubo que ponerlo en práctica y no se registraron incidentes reseñables, pero en caso de enfrentamiento, no todos tenían pensado seguir al pie de la letra las mencionadas buenas intenciones. «Si pegan, hay que responder», comentaban dos asistentes antes de comenzar la marcha. Y en la misma línea una descontenta afirmó que «lo de la no violencia está muy bien, pero yo a la Policía no le voy a aplaudir».

Seis columnas desde distintas zonas de la región comenzaron la marcha a las 09:00 horas para finalizar a mediodía cerca del Congreso de los Diputados. Desde el primer momento, las columnas –con el beneplácito de las autoridades– camparon a sus anchas por el asfalto, pese a la advertencia inicial de que sólo había autorización para caminar por las aceras. Nadie les hizo caso y la Policía tampoco hizo mucho por evitarlo.

A las 12:00 horas, los municipales cortaron el tráfico desde la plaza Doctor Marañón. «¡Que se vayan a manifestar a la casa de Rubalcaba!», gritó un conductor molesto por el desvío. En principio, las cabeceras del sur se retrasaron en su trayecto, pero las columnas del norte fueron muy rigurosas con los horarios, por lo que llegaron las primeras a la Plaza de Cánovas del Castillo. Neptuno las recibió entre aplausos y gritos de júbilo por el reencuentro entre norte y sur. A su llegada, una orquesta situada en la plaza se encargó de ponerle la banda sonora al 19-J y como estaba previsto sonó la Novena Sinfonía de Beethoven.

Todo el mundo se implicó en el ambiente festivo durante la concentración. La motivación principal era el Pacto del Euro, aunque no faltaron consignas en contra de los banqueros, los políticos y las administraciones. «Un bote, dos botes, Alfredo el que no bote» o «Esto es esperanza y no la presidenta» fueron algunas de las frases más escuchadas durante el trayecto. El movimiento 15-M narró cada paso que daban a través de las redes sociales y emitió en directo el acontecimiento en la página web del colectivo.

El objetivo era el Congreso de los Diputados y los «indignados» se organizaron en torno a esa meta. Un plano de la zona, elaborado por el movimiento, advertía de la presencia del blindaje policial que protegía la Cámara Baja y que les impidió llegar hasta los leones que la custodian. Por contra, ni un minuto siquiera se paró la columna oeste al paso por el Senado. Y tampoco al llegar al Palacio Real. Eso sí, no faltaron los gritos de «yo quiero un pisito, como el del principito» y «a la educación, el sueldo del Borbón».

Y es que las banderas republicanas ondearon pese a la escasez de viento y originaron, ya en Neptuno, uno de los pocos altercados. Un grupo que portaba la enseña nacional fue increpado aunque la disputa no fue a más, ya que rápidamente otro corrillo salió en su defensa: «Estamos contigo, somos "indignados"pero españoles». Horas después, la puerta del Sol vivió una nueva asamblea. Si desde la mañana ya estaba sobre la mesa la propuesta de una huelga general, por la noche se aprobó una concentración nocturna frente al Congreso de los Diputados y un manifestación alternativa al Orgullo Gay que llevará por nombre «Orgullo indignado».