Estreno

Lo que más se vende

La Razón
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Uno de los autores de novelas más vendidos, dado el enorme éxito, echa públicamente cuentas de los millones que le rinde cada línea de lo que ha escrito; otra, principiante en el éxito, ante los cientos de miles de ejemplares que su primera novela ha vendido, declara que el que un libro sea un best-seller no quiere decir que sea malo, sino que, sencillamente, vende. Se implica que tampoco quiere decir que sea bueno, sino eso: que vende.

Pues, ay, bendita neófita del éxito, también eso es mentira: bueno es en este mundo (y de momento no estamos en otro) lo que se vende, y tanto más bueno cuanto más se vende, y buscar otro criterio para distinguir lo bueno de lo malo es una ilusión, que, como tal, convive con la Ley dominante y no le hace mayor daño: a la Ley que decide el valor de una obra por su éxito en el mercado no hay criterio realista que se le oponga, y muestras de la obediencia a la ley las hallas por doquiera: las masas de fans en los estadios proclamando lo estupendo del audio-visual que sus ídolos les ofrecen; los millones de amas de casa que, obedeciendo a los medios, compran como lo mejor lo que más se compra; las mayorías cultas que reconocen el valor de lo que ha recibido el Oscar, el Nobel u otro premio lo bastante gordo.

La Ley del Dinero

Y a esa Ley de las mayorías no se la combate con minorías, que no hacen más que contribuir a la clasificación del orden; ni tampoco el fracaso es ninguna prueba de que lo que fracasa sea más bien bueno que malo. Es la Ley del Dinero: la función del dinero es matar las cosas, y con ellas lo que nos queda de sensitivo y de sentido común que pudiera sentir lo que era malo y lo que no. Sólo eso que nos queda de pueblo, que no es nadie y que nunca acaba de contarse, podría hacer algo (y lo hace) contra el orden del mercado, el estado del capital. ¿Cuándo se dará eso? Ah, ¿también quieres medir al pueblo por el éxito de la revolución? Venga, déjate de historias: cuando el capital con todas sus leyes se hunda en el derrumbe que le espera, entonces sabrás de veras lo que es bueno. Y, si por entonces tú no estás, ¿es eso tan importante?