China
El viaje prodigioso del disidente de Xingjian por César Vidal
La literatura china es una de las grandes desconocidas del público español y, ciertamente, no deja de ser lamentable que así suceda. No puede sorprender que cuando en los años noventa el Premio Nobel de literatura recayó en Gao Xingjian a los críticos supuestamente enterados los pillara sin saber dónde tenían la mano derecha. Y, sin embargo, es uno de los grandes escritores del siglo XX y recuerda por la grandeza de sus temas y la manera de abordarlos el talento de un Solzhenitsyn. En 1983 le fue diagnosticado un cáncer –igual que a Solzhenitsyn–, pero, unas semanas después, el tumor había desaparecido –como a Solzhenitsyn de nuevo– y Gao decidió, de vuelta en el mundo de los vivos, realizar un viaje en dirección a Sichuan en el suroeste de China y desde allí remontar la costa oriental en su camino de regreso. Los quince mil kilómetros que recorrió a lo largo de cinco meses se convirtieron en una prodigiosa novela titulada «La montaña del alma» (Ediciones del Bronce). Por supuesto, se puede entender este libro como un testimonio de la lucha de un disidente provisto de talento y creatividad contra las consecuencias de la tan cacareada revolución cultural y, ciertamente, lo es. Sin embargo, la novela de Xingjian es, por encima de todo, el encuentro de un hombre con su pueblo y de la busca de un sentido para una vida que no siempre –reconozcámoslo– se caracteriza por ser dichosa. No pocos grandes hombres han llegado a comprender el alma del pueblo del que forman parte porque han seguido hablando con la gente que va en autobús, que vive en las localidades o que intenta simplemente sobrevivir. Fue el caso de Gandhi, que, antes de dedicarse a la política en India, recorrió la nación, el de Solzhenitsyn al regreso de su exilio americano y el de Gao Xingjian. El resultado en este último caso fue una novela prodigiosa que, lamentablemente, pocos españoles conocen. Gracias a Dios, esa circunstancia tiene remedio.
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