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El «No a la guerra» se queda sin adeptos

Ocho años después del originario «No a la guerra» contra la invasión estadounidense de Irak en 2003, poco más de un millar de manifestantes se dieron cita ayer para volver a gritarlo, en esta ocasión con motivo de la intervención de la OTAN «en Libia y Bahréin», pero también contra Gadafi y el resto de dictadores árabes.

Cabecera de la manifestación de ayer contra la intervención de la OTAN en Libia
Cabecera de la manifestación de ayer contra la intervención de la OTAN en Libialarazon

Aunque la organización multiplicó la cifra por diez –elevó a 10.000 los asistentes– y calificó de éxito el acto, la protesta estuvo muy lejos de ser masiva, no sólo por la escasez de asistentes, sino también por el poco seguimiento desde otros ámbitos de la vida pública.

Sin PP, PSOE ni sindicatos, a excepción de Izquierda Unida que llevó el peso de la marcha y sin representación de los actores más mediáticos como Javier Bardem, los organizadores tuvieron incluso dificultades para que los asistentes secundaran gritos como «¡OTAN no, bases fuera!» o «!No más sangre por petróleo!». Gaspar Llamazares, y los actores Willy Toledo y Alberto San Juan, fueron de los pocos que repitieron en su protesta y portaron la cabecera de la manifestación, bajo el lema «¡Alto a la intervención imperialista. En apoyo a los pueblos árabes!».

Desde la plaza de Cibeles hasta la puerta del Sol, por la calle Alcalá, en apenas una hora concluía la marcha, a la que Juan Diego Botto puso fin con la lectura de un manifiesto. Antes, excusaba a la escritora y ex directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás, ausente por acudir en Barcelona a un acto en apoyo al juez Garzón. El actor intervino, en nombre de las asociaciones ecologistas, pacifistas, antimilitaristas y el resto de organizadoras de la marcha, para exigir el cese de la intervención aliada y la retirada de la OTAN, la no agresión al pueblo libio, así como el cese de la participación del Ejército español en el conflicto. Y es que el presidente Zapatero, antiguo compañero de pancarta contra la guerra de Irak, fue también el blanco de las críticas, que según los asistentes, es «responsable directo» por apoyar la guerra y permitir el uso de las bases de Rota y Morón.