Vigo

La Policía mantenía bajo vigilancia a los atracadores de Caixa Galicia en La Cañiza

El presunto asesino del guardia civil estuvo en prisión como autor de 4 homicidios en un ajuste de cuentas por drogas.

La familia, destrozada, daba ayer su último adiós a Miguel Jorge Piñeiro
La familia, destrozada, daba ayer su último adiós a Miguel Jorge Piñeirolarazon

MADRID- La Policía Nacional frustró la semana pasada un atraco a una sucursal bancaria en Vigo. Lo logró porque llevan tiempo pisándole los talones a la banda. Según ha podido saber LA RAZÓN de fuentes policiales, tenían «pinchados» los teléfonos de los delincuentes y eso había llevado a conocer la decisión de la banda de llevar a cabo un atraco en una sucursal de Caixa Galicia. Las mismas fuentes aseguran que incluso algunos directores de esta entidad disponían de medios de seguridad preventiva.

El martes, sin embargo, fueron los atracadores los que estaban esperando a los agentes. Parece que un tercer atracador pudo avisar desde fuera de la llegada de la patrulla de la Guardia Civil. El resultado fue la muerte de Miguel Jorge Vilar Casal, de 38 años y padre de tres pequeños.


«Que no salgan nunca»
Ayer, centenares de personas despidieron al guardia civil. Familiares, amigos, vecinos y compañeros asistieron al funeral celebrado en Covela. Ya desde primera hora de la mañana la capilla ardiente recibió multitud de visitas, entre ellas las de diferentes autoridades. Poco antes de las 11 horas el féretro con los restos de Piñeiro cubierto con la bandera de España fue portado por sus compañeros y trasladado hasta la iglesia parroquial de Santiago de Covelo, mientras sonaba el himno de España.

El funeral, que tuvo que ser retransmitido por megafonía debido a la gran afluencia de gente, estuvo marcado por las muestras de dolor de vecinos y familiares. A su término, la viuda alzó la voz para agradecer el cariño recibido, así como para reclamar justicia. Pidió, por ella y «por sus hijos, que los implicados en este atraco sean perseguidos, detenidos y que no salgan nunca de la cárcel». Aclamada por los aplausos pidió «más medios para la Guardia Civil». «Que les ayuden, que se lo merecen», sentenció.

Mientras, los compañeros de Miguel matan su dolor trabajando en la investigación, que sigue abierta. Los agentes buscan a dos posibles cómplices: F. C. P. y S. P. P., ambos naturales de Vigo y residentes en la ciudad. Uno de ellos podría haber avisado a los delincuentes, desde un coche aparcado junto a la sucursal, de la llegada de la patrulla de la Benemérita. Además, podría haber colaborado en labores de vigilancia.

Los investigadores buscan también una serie de vehículos que pueden haber estado implicados en los hechos o que pueden conducir hasta uno de los individuos que buscan. Es el caso de un Ford Fiesta perteneciente a uno de esos presuntos cómplices. También busca la Guardia Civil una furgoneta C 15 blanca, de aspecto viejo y deteriorada, pues las primeras versiones indicaban que en un vehículo de ese tipo había huido un atracador.

Desde que, en marzo de 1997, la Guardia Civil de Pontevedra detuvo en Cangas a José Vilar Casal como presunto coautor de un cuádruple asesinato y hasta el pasado martes, ha sido detenido y procesado en varias ocasiones más. Ahora, se le acusa del homicidio del guardia civil Miguel Jorge Piñeiro Lorenzo, al que descerrajó cinco tiros. Tanto él como José Ángel Martíns Mendoza pasarán hoy mismo a disposición judicial.


Los cuatro asesinatos del hostal La Ría
- José Vilar Casal fue detenido en marzo de 1997 acusado de asesinato.
- Le buscaba la Guardia Civil desde el 26 de enero anterior, cuando el hostal La Ría, de Paredes, en la localidad pontevedresa de Vilaboa, fue testigo mudo de una auténtica masacre.
- Vilar y José Manuel Rodríguez Lamas, alias «El Pulpo», llegaron al hostal e irrumpieron en el apartamento de Jesús Joaquín Brea y Mercedes Castaño de la Fuente, ambos camellos que vendían heroína.
- La pareja y dos hombres que estaban en el apartamento recibieron un puñado de tiros de revólver, con silenciador y a bocajarro.
- «El Pulpo» fue declarado autor de los tres asesinatos que se llevaron a cabo para «limpiar» el escenario de testigos de otro crimen: el de Roberto Iglesias Domínguez, asesinado a sangre fría por una deuda de drogas. Vilar también pagó su culpa.