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El berrinche de Bruni
Desde que madre e hija abandonaran la maternidad el pasado mes de octubre, poco más se sabe de Giulia Sarkozy-Bruni, aparte de que la pequeña está a punto de cumplir su quinto mes de vida, que hace duras y hasta interminables las noches del matrimonio presidencial y que su progenitora la protege de los objetivos con ferocidad materna. Pero la insistencia y astucia de los paparazzi han podido con el celo protector de la primera dama francesa. Hasta lograr, por fin, captar el rubicundo rostro del «bebé elíseo» durante una escapada al pediatra, entre un biberón y una siesta.
Las imágenes, difundidas en su integridad por algunos medios de comunicación belgas y con la cara difuminada en el último número de «Paris Match», han desatado, en cualquier caso, la ira de la ex «top model», que no ha tardado en manifestar su indignación a través de su página web personal.
Imágenes «robadas»
No sólo lamenta que se trate de fotos «robadas», «sin el más mínimo consentimiento», sino también el uso que se hace de la imagen de su hija y «la comunicación de informaciones sobre su intimidad». Y recuerda que su posición no ha cambiado al respecto. Las fotos de su hijo Aurélien, de once años, a hombros de Nicolas Sarkozy a principios de 2008 durante un viaje a Petra de la recién formada pareja, dieron la vuelta al mundo. Abrumada, Carla Bruni reconoció que fue un error y prometió entonces que nunca más expondría al menor.
Ahora, las preciadas instantáneas, tomadas de perfil a la salida del médico infantil, permiten apreciar por primera vez los rasgos de la pequeña de los Sarkozy-Bruni, que hasta la fecha sólo se podía intuir camuflada en ropa para bebé.
Acostumbrada a ser constantemente radiografiada por los flashes y las plumas de los periodistas, «con informaciones que a veces son incluso falsas sobre mi vida privada», la cantante sin embargo no está dispuesta a tolerar este tipo de intromisiones en su vida privada. «Nunca aceptaré que el derecho de mis hijos a vivir libres y en el anonimato sea conculcado, sea cual sea el momento, en periodo electoral o no», escribe la primera dama, que concluye su queja digital pidiendo a los medios implicados que «respeten el derecho a la vida privada» de unos hijos que según ella, «no pueden vivir recluidos».
¿Una imagen de 5.000 euros?
Es el precio que según algunos conocedores del oficio podría haber pagado el serio semanario galo «Paris Match» por la codiciada foto que ilustra la portada de su último y comentado número (a la derecha). Carla Bruni, vestida de gris, en un estilo casual, y con la pequeña Giulia en brazos, a la que la revista ha decidido, preventivamente, pixelar el rostro. Para proteger una cierta intimidad o, quizá, disuadir a los padres de emprender acciones legales. Las imágenes sin difuminar circulan por internet desde hace unos días sin que el Elíseo ni el entorno del matrimonio presidencial hayan, sin embargo, intentado intervenir para retirarlas.
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