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La semana que cambió internet

Parece que nada será igual en el consumo cultural tras el cierre de Megaupload. La industria de contenidos ve la oportunidad para poder consolidar la oferta legal y otros esperan el siguiente invento de los «piratas»

La semana que cambió internet
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Cómo podía imaginar cualquiera de los revolucionarios que tomó la Bastilla aquel 14 de julio de 1789 que estaba señalando en rojo esa fecha como el principio del fin del Antiguo Régimen en Europa. Necesitaron décadas para que aquella mecha arrasara la mayor parte del continente. Por el contrario, hay quien se atreve a preconizar, apenas diez días después que la clausura de Megaupload, que la operación ya ha tenido efectos similares en internet, y por tanto, en la historia. ¿Es una afirmación exagerada? El informe de la Sociedad de la Información presentado esta semana por Telefónica, subrayaba que España es el país con más penetración del smartpone de Europa, que más del 63% de los hogares españoles tienen internet, el 56% de los que usan la red mantienen al día sus perfiles en redes sociales.

¿Miedo en la red?
Esto ha propiciado que si se mantiene habitualmente contacto diario, de media, con 7 personas, gracias a las redes sociales se ha elevado a 25, o lo que es lo mismo, la vida social de buena parte de los españoles es mayor online que en el mundo real. Pues en en esos corrillos virtuales el «trending topic» han sido los efectos del cierre de Megaupload. Muchos porque no encontraban en sus webs habituales contenidos con los que entretenerse, pues el borrado de archivos de los almacenadores similares a Megaupload dejó a las webs de enlaces habituales sin producto que ofrecer, otros para quejarse del material legal que habían perdido con el cierre de la plataforma estadounidense... También había recomendaciones de dónde encontrar de forma legal películas y series. Hubo quien prefirió resucitar el eMule, Bitorrent o Ares, es decir, los programas que permiten el «peer to peer «(P2P), que tenían olvidados.

Cunde la sensación de que la Administración Obama ha echado el órdago más grande que se recuerda contra la «piratería» con la baraja del FBI en el momento justo en que la red empezaba a rebelarse contra sus planes políticos en este sentido, materializados en la ley SOPA. ¿Hay miedo en la red? «Entre los servidores de contenidos sí, porque son fácilmente localizables. Están a la vista de todos, por así decirlo y buena prueba de ese miedo son las reacciones de páginas similares a Megaupload. Los usuarios son harina de otro costal. Algunos pueden sentirse asustados ante la mano dura, pero son muy pocos. La mayoría, de hecho, se envalentona», comenta Carlos Zahumenszky, periodista y «blogger» especializado en nuevas tecnologías.

Las autoridades americanas recuerdan a aquellos que cedieron documentos propios a Megaupload que asumían riesgos al dejarlos en su nube y no guardarlos ellos mismos. En sus 72 páginas de informe, el FBI sostiene que esta actividad de almacenamiento masivo era solo «una tapadera para llevar a cabo a gran escala el robo de material con copyright». Y ponen como ejemplo el hecho de que remuneraran a aquellos usuarios más activos en subir contenidos protegidos.

El laberinto de los derechos
La sensación de punto de inflexión es generalizada por la la industria cultural, incluida la española, pues en eso coinciden la mayoría de sus portavoces. La gran repercusión de la operación ha hecho concluir a «abogados especializados de todo el mundo que es necesario conformar un laberinto de normas internacionales respecto a la propiedad intelectual», según destaca en un análisis Techpre-sident.com. Hay otros agentes con las intenciones tan poco claras como Megaupload que se han aprovechado del desconcierto mundial que ha seguido al tsunami. Este es el caso de BitTorrent , el programa más popular de p2p, que ve florecer de nuevo su negocio por el flanco audiovisual –en los últimos tiempos solo era utilizado masivamente para obtener música–, así que ha comenzado las pruebas del «streaming» de vídeo a partir del p2p con un festival de música este fin de semana, toda una novedad que trata de imitar el formato que propició el triunfo de las páginas de enlaces como seriesyonkies, que alojaban el contenido en Megaupload y similares.

 Pero también es cierto, que el cierre de Megaupload ha permitido que una parte de los consumidores prueben la oferta legal. Según las plataformas españolas el tráfico se multiplicó por dos o por cuatro, según los casos, el pasado fin de semana. La industria musical norteamericana tiene clara la relación causa-efecto. Su vicepresidente, Joshua P. Friedlander, manejando datos de Nielsen asegura que fue el cierre del sitio Limewire lo que propició que en 2010 la venta de álbumes digitales subiera un 19%, mayoritariamente desde iTunes. José Manuel Tourné, director general de la Federación para la protección de la propiedad intelectual, se felicita del éxito de la oferta legal, al tiempo que se lamenta del tiempo desperdiciado: «Hemos perdido siete años en peleas cuando teníamos que estar informando al usuario de las posibilidades legales que existían y convencerle de que son más seguras que aquellos sitios que ofrecen películas grabadas a escondidas en una sala de cine».

La grieta causada por este terremoto cibernético fue mayor con el paso de los días. Especialmente cuando salió a la luz que Kim «Dotcom» se planteaba establecer acuerdos con los artistas para ofrecer música legal con las páginas que creara Megaupload como soporte, sin necesidad de discográficas. Esto implica una lucha encarnizada por convertirse en el intermediario, entre los tradicionales y las nuevas plataformas surgidas del mundo digital. Para el portavoz de Promusicae en España, Antonio Guisasola, no deja de ser «irónico» que la principal consigna de los internautas que reclaman la cultura gratis es la desaparición de intermediarios como las discográficas, cuando estaban a punto de aceptar que personajes como el ahora preso se convirtieran en los nuevos dueños de la industria. La puja no es menor, pues se ha acusado a Google de que sus esfuerzos «antipiratería» no son suficientes porque quiere quedarse con parte del pastel. «La prueba es que quiere poner en marcha un servicio de música», dicen los más duros de la industria norteamericana. En el arduo camino por tratar de mercantilizar sus búsquedas, el gigante de internet ha comprobado que ni siquiera Youtube es tan rentable como cabría esperar y alberga vídeos de Vevo, propiedad de las discográficas, que amenazan ahora con llevarse ese contenido y sus artistas a Facebook. La batalla sigue abierta.