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La puntilla por Alfonso Merlos
Contra la incompetencia y contra el delito. Los números del CIS ratifican que los andaluces van camino de rebelarse contra un orden de cosas insostenible. Por dos razones imperdonables. La primera, que el disparate y el error se han convertido, no en la excepción, sino en la moneda corriente de gestión en la Junta de Andalucía desde hace demasiado tiempo. La segunda, que más allá de las torpezas, los socialistas han traspasado presuntamente todos los límites de la legalidad para enlodazarse en vastas tramas de corrupción institucionalizada, que se solapan las unas con las otras de modo laberíntico y que se cuelan en los más altos despachos. ¡Vaya cuadro!
Sevilla necesita como el comer una mayoría absoluta de Javier Arenas. Es la alternativa y ésa está llamada a ser la ecuación dominante de poder. En pleno proceso de desmoronamiento y previsible hundimiento del PSOE, no parece que la remontada pase por el eventual equilibrio que puedan proporcionar las contadas huestes de Izquierda Unida; tampoco por el empuje juvenil y desdibujado de una formación como UPyD que está empezando ya a pagar su oportunismo, su populismo barato y su obsesión cada día más pertinaz por buscar el aplauso fácil. Esa forma de entender la política no sólo es alicorta: tiene los días contados.
El Partido Popular roza lo necesario. Y lo necesario pasa por un triunfo contundente que facilite la vía a un mandato claro de regeneración. Que se le dé la puntilla a Griñán dependerá, tristemente, de los escándalos que conoceremos antes del 25-M. Pero dependerá, más si cabe, de que los ciudadanos interioricen que el centro-derecha tiene la llave para cerrar la puerta del fracaso educativo, del desempleo juvenil, de la precariedad, de la pobreza, de la corrupción al por mayor. Urge ponerle el candado al cortijo y abrir las puertas de una Andalucía abierta, moderna y próspera.
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