Barcelona

Rafa Camino por fin consigue el divorcio por Jesús Mariñas

Por fin respira tranquilo. La peor pesadilla de Rafa Camino ha terminado después de que la Justicia no haya reconocido nada de cuanto exigía la ambiciosa Natalia Álvarez. Mary Ángeles Camino, hasta ahora madre afligida y suegra sorprendida, me detalla lo ocurrido: «A Rafa le han fijado 850 euros de pensión mensual por manutención y ha sido él quien ha solicitado pagar más. A fin de cuentas, es su hijo, así que le pasará un extra no fijado por la sentencia. Es un alivio». Y es que Mary Ángeles bien conoce lo que está viviendo su hijo, ya que ella pasó por la misma situación cuando su marido la abandonó con el riñón bien cubierto. Según me cuenta la madre de Rafa, lo que pretendía la ex asturiana era un disparate, «pero yo estoy feliz porque podré estar junto a mi nieto los miércoles, que es cuando le toca a mi hijo estar con él», comentaba la abuela de la criatura a su íntima Prisca Sarmiento, la barcelonesa propietaria del histórico Embassy del Paseo de Recoletos, que es más que un salón de té a la antigua usanza. Se trata de un clásico escenario de presentaciones literarias aunque no tenga las ínfulas intelectuales del Tayde, su vecino de enfrente, tan frecuentado por González Ruano.

Pero eran otros tiempos, como los del Café Gijón, cuando en Madrid abundaban los círculos cultivadores de intelectualidad que ahora tan sólo son un recuerdo. Únicamente pervive el Embassy, que el 5 de diciembre celebrará su 80 cumpleaños. «A ver qué organizamos, porque según están las cosas...», cavilaba su dueña mientras degustaba un champán Mumm maridado con ostras de la gallega Arcade, que, más redondas y jugosas, superan a las francesas de Arcachon que sirven acompañadas de salchichas fritas. Es un buen contraste, al igual que Embassy es escaparate permanente de un círculo cada vez más reducido y famoso por convertirse en un lugar de romances, ligues y engaños maritales. Sitios así abundaban en Barcelona como el wagneriano Oro del Rhin o el Salón de Rosa, que casi se convirtió en un refugio para citas extramatrimoniales.

Carlos Larrañaga conoció en Embassy a una María Teresa Ortiz que le persiguió hasta el «sí, quiero». Bien lo sabía la concurrencia a la cita gastronómica del Hotel Santo Mauro que contó con el buen hacer de grandes cocineros, como el coruñés Solla, Joan Roca, Paco Roncero o Sergi Arola, y a la que acudieron Katia Guerrero, Carlos Goyanes, Alejandra de Rojas, Carmen Lomana, Vega Royo y Caritina Goyanes, entre otras. Esta última aprovechó la ocasión para promocionar el régimen francés de adelgazamiento que está siguiendo. También asistió Gonzalo Miró, que está bastante delgado y rechazó hablar de sus nuevos amoríos, dignos de vivir en Embassy con el burbujeo Mumm como música de fondo.