Ciencia y Tecnología

Robots y compañeros

Son seis «agentes» de tres y cuatro patas o ruedas y miden de entre 15 y 30 cm. A pesar de su tamaño y su aspecto colaboran, como los humanos, para llevar a cabo misiones conjuntas 

Robots y... compañeros
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Durante un ejercicio, un agente queda paralizado ante un obstáculo que no puede superar. Un compañero se acerca hasta él, separa el obstáculo y lo libera. Los protagonistas de esta escena tienen tres y cuatro patas y son compañeros de un grupo de seis agentes robot.
Robot es casi siempre sinónimo de máquina y Japón en el imaginario colectivo. Atribuirles capacidades tan humanas como la empatía y la sociabilidad es casi un reto mental, aunque no lo debería ser tanto reconocer su paternidad a un grupo de investigadores españoles. El Centro de Automática y Robótica de la Universidad Politécnica de Madrid es el lugar de nacimiento de estos seis «agentes» y compañeros-robot capaces de ayudarse mutuamente para llevar a cabo las misiones que se les encomiendan. Miden entre 15 y 30 centímetros y son de tres tipos: tres de cuatro patas, uno de tres y dos con ruedas para poder adaptarse a cada clase de terreno y labor.

Lo que hace a este grupo tan especial es un ordenador central y una metodología de control llamada «redes de Petri». Gracias a ambos conocen el estado físico (hardware) y psíquico (software) de cada compañero durante una misión. Si para llevar a cabo una labor conjunta alguno tiene un problema, el «cerebro» procesa al mismo tiempo la ayuda que solicita el robot que se encuentra en dificultad, el nombramiento, si es el caso, de un nuevo líder para la misión o la redefinición de posiciones y el seguimiento de los deberes asignados. En tiempo real se realizan un sinfín de operaciones matemáticas que controlan cada movimiento del robot (que implica un cálculo del centro de gravedad, fuerzas e inercias) y los pasos hacia el punto espacial al que tienen que dirigirse. «Para nosotros es fácil porque tenemos cerebro, pero a ellos hay que creárselo. Las coordenadas espaciales se traducen en coordenadas articuladas y viceversa, se planifica la trayectoria», explica Cecilia García Cena desde el Centro.

El grupo de investigadores fijos y alumnos de doctorado que participan desde 2005 en desarrollos de robots autónomos e inteligentes sabe que es más fácil explicar a grandes rasgos los procedimientos que utilizan que resolver en la práctica los desafíos de un simple giro. Ahora se enfrentan al siguiente paso: hacer desaparecer el ordenador central de forma que sea cada «individuo» el que sopese todas las opciones de los escenarios. Los pequeños robots cooperantes podrían ser utilizados en misiones de rescate civil, localización de artefactos explosivos, realización de reparaciones en tuberías, etc.

Todos llevan una cámara instalada y los más hábiles, los de cuatro patas, pueden ponerse de pie. Otro reto de futuro: ensamblarles unos brazos para seguir «humanizando» a estos pequeños agentes.