Deportivo

R Madrid 4 - Tabaco 0

Los bares recibieron menos clientes de lo habitual en el primer domingo sin tabaco de los de «Mou». La mayoría de los aficionados sólo salía a la calle en los descansos para no perderse los goles

Los más forofos no se arriesgaron a salir a fumar por perderse el gol; otros pudieron ver el partido desde la calle y con un pitillo
Los más forofos no se arriesgaron a salir a fumar por perderse el gol; otros pudieron ver el partido desde la calle y con un pitillolarazon

MADRID- Segundo domingo de vigencia de la nueva Ley Antitabaco y primero de Liga del año para el Real Madrid. Los aficionados madridistas fumadores se sometieron ayer a su particular «prueba de fuego» frente a la prohibición, y es que ayer se enfrentaron por primera vez a la difícil situación que supone ver un partido de fútbol sin fumar. El Real Madrid se la jugaba con el Villareal y el partido no fue emitido en abierto, lo que obligó al aficionado madridista a salir a la calle a la búsqueda de un bar para poder verlo.

Hasta aquí todo iba como siempre. Sin embargo, ayer, el problema para muchos –ventaja para otros– era que no se podía fumar en ningún establecimiento público, como manda la ley que entró en vigor el pasado día 2. O lo que es lo mismo: se acabó el cigarrito y copa para comentar la jugada, el puro y el coñac de la relajación, y el socorrido pitillo para aliviar la tensión del último gol, o para desear con «caladas de humo desesperadas» que tu equipo marque «in extremis». ¿Cuántas de estas caladas se han visto atragantadas con gritos como «¡gol!», «!penalti!» o «¡árbitro, pita ya!»? Ayer, ninguna. Y no porque el partido no fuera tenso.

En los bares, ayer, faltaba gente. Quizás porque llovió todo el día o por la «resaca consumista» de las navidades, poco propicia para salidas o gastos adicionales. Quizás también porque ver un partido de fútbol sin un cigarro, es casi imposible para un fumador.

No obstante, el forofo madridista fumador ayer ganó su propio partido a las ansias de fumar. Ayer, el cigarro tuvo que esperar al descanso. Pudo más el miedo a perderse el gol del desempate al «mono».

Eso sí, con el pitido del descanso del final del partido, se recuperaron todas las «caladas perdidas» en la puerta del los bares. El forofismo, ayer, venció a la adicción, al menos por unos minutos.