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La vuelta al miedo escénico por Nacho Villa

La Razón
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Hoy quiero poner encima de la mesa una cuestión, un antiguo debate del madridismo, que en estos últimos días ha vuelto a salir a la palestra: la frialdad de la afición del Bernabéu. Y en esto –¡señores!– tenemos que reconocer nuestros errores, hay que aceptar que la afición del Madrid ha reconvertido lo que antes era una exigencia máxima hacia el equipo en una frialdad que puede llegar en ocasiones al distanciamiento.
Los aficionados del Madrid nos hemos acomodado. Acudimos al campo como el que va a disfrutar de un espectáculo asegurado, olvidando que el fútbol tiene una permanente interacción entre los aficionados y el equipo. Los jugadores pueden jugar mejor o peor; pero los aficionados tenemos la obligación de actuar como la espoleta necesaria cuando la tarde, sobre el campo, no es muy afortunada y los jugadores no están entonados.
¿Es todo culpa de la afición? No. Desde hace tiempo se ha asentado una realidad, letal en sus efectos: la plantilla del Madrid gana muchísimo dinero, por lo tanto tiene que jugar bien. En parte es cierto; pero sin olvidar que en el fútbol la afición juega también el partido. Cuando esa afición sólo exige, sin nada a cambio, el ambiente se enrarece y eso no beneficia a nadie. ¿La solución? Es bien fácil. Volvamos al miedo escénico, aquel concepto que bautizó Jorge Valdano, y que se traducía de manera sencilla: el Bernabéu es infranqueable. Jugadores y afición son invencibles. Se hace urgente y necesaria la vuelta al miedo escénico. Es madridismo en estado puro.