Música

Buenos Aires

Tom Waits recupera la voz

Regresa con «Bad as Me», su primer álbum de estudio tras siete años de carretera, con trece temas en su estilo crudo

con su bombín Waits, en una imagen promocional, con el sombrero del que apenas se desprende
con su bombín Waits, en una imagen promocional, con el sombrero del que apenas se desprendelarazon

El demonio de la voz áspera y talento desbordado publica nuevo material en un disco titulado «Bad as Me», que saldrá a la venta el martes en varios formatos. Como es habitual en Waits –casi lo único habitual en él–, ha trabajado en la producción del disco junto a su mujer, Kathleen Brennan, productora desde 1980 de sus álbumes de estudio y quien firma varias de las canciones. Y aunque la música de Waits navegue siempre entre lo inclasificable y lo personal, es indiscutible la brillantez en la que de nuevo se mueve el polifacético autor.

Como si de un estreno surrealista se tratara, el artista nos presenta el disco con un vídeo y una llamada de teléfono en la que contesta. No le gustan las nuevas tecnologías que descubren el trabajo de los artistas antes de lo necesario; aun así, como siempre, Waits no ha tardado en utilizarlas para llegar a todo el mundo y permitir, durante una semana entera, escuchar el sonido de este nuevo trabajo en su página web.

Se trata de de trece temas inéditos en los que el cantante recupera su voz rota y su estilo crudo y ambientado en un sinfín de melodías que se cruzan y se mezclan al antojo de la lija de su líder. El primer single, lleno de fuerza y de matices, es para saxo, una guitarra al son cubano y un piano que parece transportarte a un cafetín en Buenos Aires, pero con su inconfundible rockabilly como guía. Así, nos vuelve a demostrar que hace lo que quiere y lo hace bien.

Fiesta privada
Como no podría ser de otra manera, su disco se presentará en una fiesta privada, en una ciudad del mundo por confirmar, en la que, además de escuchar en primicia los dieciséis temas con los que cuenta la edición deluxe del lanzamiento, los asistentes podrán compartir con Waits humo y estupor –casi a partes iguales–, nervio y emoción, por estar junto al genio y figura durante una noche que promete cuando menos un garantizado desenfreno.

La edición deluxe, además de tres canciones más, contiene un libro de 40 páginas con las letras y fotos tomadas por el propio cantante. Por si no fuera suficiente, también estará disponible en vinilo de 180 gramos, que incluirá el disco y un libreto de una docena de páginas.

De momento no hay planes de giras para este «Bad as Me». Waits, quien ha pasado los últimos siete años en la carretera, sacando recopilatorios y ofreciendo cameos en la gran pantalla, parece que quiere esperar para volver a ponerse las botas y enseñar los dientes a sus incondicionales. Y es que, si algún público es fiel de verdad, ése es el de Tom Waits.
Escritor, cantante, pianista y actor, Tom Waits (Pomona, California, 1949) es un irreductible hombre de su tiempo y del arte, ése que tan poco sobra en estos días (y del que tan escasos andamos), y que se agradece cuando nos colorea un poco con su luz. Ganador de dos premios Grammy por sus trabajos «Bone Machine» (1992), que logró el galardón al mejor disco de música alternativa, y por «Mule Variations» (1999), gracias al que se llevó el de mejor disco de folk de aquel año, Waits ha vendido millones de álbumes en todo el mundo y nunca ha dejado de evolucionar ni en su estilo, ni en su búsqueda de lo correcto ni tampoco en su insaciable apetito interpretativo.


Trifulca con Michael Jackson
Tom Waits ha sido siempre un enemigo de la publicidad unida a la música. Muy sonada fue su bronca con Michael Jackson, cuando éste firmó un contrato con Pepsi para hacer una campaña de publicidad, aquella en la que Jackson se quemó el pelo durante el rodaje. Waits dijo públicamente que mejor sería que le dieran a Jackson un despacho en las oficinas de Pepsi y que dejara de cantar. Mantuvo pleitos con Audi, Opel y Frito Lay por el uso indebido de canciones suyas algo cambiadas y por valerse de un doble, lo que le proporcionó pingües beneficios. Y es que así es Tom Waits: no se vende.