Asturias

La convulsión del «shale» gas por José Antonio VERA

Su nombre de batalla es «shale gas» o de «arcillas compactas» y en realidad no es más que un tipo de gas natural no convencional, extraído con moderna tecnología de los silicatos y enquistos o rocas negras (mica, hornablenda, clorita, pizarra, etcétera), usando perforadores horizontales con agua a presión que hacen posible sacar a la superficie una energía que, aunque conocida desde el siglo XIV, era imposible comercializar hasta ahora a precios competitivos. Pero los americanos han logrado una novedosa técnica de perforación hidráulica capaz de entrar en la roca y rentabilizar su contenido gaseoso. El descubrimiento ha producido una convulsión en el mundo de la energía, ya que países hasta ahora deficitarios de gas natural han hallado la manera de producirlo a gran escala. Tal es el caso de Estados Unidos, que tiene unas reservas recuperables de 34,8 billones de metros cúbicos, u otros como Canadá, Argentina, Polonia o Rumanía. También España acaba de anunciar el descubrimiento de una importante bolsa de «gas pizarra» en el País Vasco, equivalente al consumo de esta comunidad en 60 años, o de toda España en un lustro. Hay asimismo, reservas de pizarras bituminosas en Galicia, Asturias, Cantabria, La Mancha y La Rioja, y Gas Natural-Fenosa está estudiando si puede ser rentable su explotación.


El advenimiento del «shale gas» trae consigo, empero, un debate sobre la sostenibilidad ambiental de su método de perforación. Es sabido que el gas natural es una energía fósil, pero la más limpia de todas las fósiles. Mientras que el carbón posee dos átomos de carbono por uno de hidrógeno, y el petróleo 1 de carbono por cada 2 de hidrógeno, el gas natural tiene un sólo átomo de carbono por cada cuatro de hidrógeno. Es pues un producto más limpio que sus predecesores, incoloro e inodoro, no tóxico y más ligero que el aire, considerado una energía eficaz, rentable y limpia, avalada por su poder calorífico y por la ausencia total de residuos en su combustión. Produce veinte veces menos contaminación que el fuel-oil, la emisión de dióxido de azufre es mínima y la producción de partículas, nula. También emite comparativamente niveles bajos de contaminantes, amén de no contribuir a la formación de «smog».
El gas natural no es renovable pero tiene grandes ventajas sobre el carbón o el petróleo. Las organizaciones ambientalistas, sin embargo, subrayan que el gas natural no convencional o «shale», extraído de las pizarras por métodos de perforación horizontal requieren el uso de ingentes cantidades (millones de litros ) de agua, y que en España el agua no sobra. También arguyen que el líquido residual que genera el proceso contiene aditivos peligrosos como el bario, el estroncio u otros elementos radiactivos. A lo que la industria gasista responde que se reutiliza y recicla el 65 por ciento de los materiales empleados, y que en cualquier caso se trata de un procedimiento mil veces más limpios que los vinculados al carbón o el petróleo. El debate está abierto, pero se trata de una muy buena noticia. No cabe la menor duda.