Catolicismo
Aún es Navidad
No ha pasado, porque la historia universal después de Cristo nunca más será como antes de la primera Navidad. En aquel año cero se produjo el giro absoluto. Ya no es posible una cierta indiferencia. Jesús dijo: «El que no recoge conmigo desparrama». El mundo técnico actual puede seguir teniendo problemas muy graves, que parecen estar a muchas leguas del evangelio, y lo está, porque no sigue la actitud que tomó Jesús en su vida frente al mundo: la actitud como Dios, que son las huellas de la verdad y la rectitud absolutas. Desde que Jesús estuvo aquí ese «aroma» se ha propagado invisiblemente por la historia universal, y algunos lo siguen sin saberlo, porque no conocen a Jesús. Lo predijo el Bautista: «Porque os digo que de estas piedras Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán».(Lc 3,8). «Convertíos y haced penitencia», dice también el Bautista. ¿Qué significa esto? Buscar el punto en torno al que gira nuestro yo más íntimo, donde se pasa del yo al tú y a Dios, del estéril «ser para sí mismo» al fecundo «vivir para otro» en seguimiento de Dios.
Navidad no consiste sólo en que hace 2.000 años nació un niño en Judea que era algo especial. «Si Cristo nace mil veces en Belén y no en ti, estás perdido eternamente», se dice en el «Peregrino querubínico». Y añade: «¡Ay! Si tu corazón pudiera ser un pesebre, Dios se haría niño de nuevo en esta tierra». Recordemos las penetrantes palabras de Jesús de que quien no nace de lo alto, del seno de Dios, no entrará en el Reino de Dios (Jn 3,3).
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