Málaga
El puerto más lujoso de la costa del sol
El jeque qatarí Al-Thani y el Ayuntamiento de Marbella invertirán 84 millones de euros en la remodelación del puerto deportivo La Bajadilla (Marbella) para albergar a partir de 2015 grandes cruceros exclusivos
Van Nistelrooy, nuevo jugador del Málaga… ¿el Málaga? Se preguntarán algunos. El club deportivo ha encontrado quien lo mime; el jeque qatarí Abdullah Ben Nasser Al-Thani se ha fijado en él y quiere convertirlo, con ciudad deportiva incluida y no exenta de polémica, en un equipo «galáctico». Lo que algunos pueden considerar un capricho anecdótico de quien tiene dinero, no lo es tanto. Casi al mismo tiempo, la Agencia Pública de Puertos de Andalucía aprobaba su propuesta para la ampliación del Puerto de la Bajadilla en Marbella. Al-Thani ha echado el ojo a nuestro país provocando entusiasmo y preocupación casi por igual. A alguno ya se la ha ocurrido cambiar el nombre de la provincia por el de Malacatar. Y las preguntas son inevitables, ¿volvemos a caer en el disparate urbanístico o apostamos por nuevas formas de desarrollo que aseguren inversión y puestos de trabajo?
n 2015, 84 millones acabarán con una demanda que parece histórica, acercar a Marbella cruceros de gran tamaño con la transformación del puerto deportivo del este; un Puerto Banús, pero del siglo XXI. La adjudicataria y encargada de la gestión durante 40 años ha sido la Unión de Empresas Temporales formada por Nasir Bin Abdullah and Sons S. L. y el Ayuntamiento de Marbella, a través de Puerto Deportivo S.A (y con el equipo de Berenguer Ingenieros y Estudio Seguí de Arquitectura), quien asegura que se crearán 3.000 empleos. Para José Seguí el desarrollo se aleja de soluciones antiguas: «Entendemos la Costa del Sol no como municipios aislados sino como una gran ciudad turística, que necesita grandes equipamientos. Aquí no hay metros residenciales, se trata de una infraestructura de servicios. Al-Thani ha entendido que hay que recuperar la imagen de Marbella en los circuitos internacionales de calidad y por ello se compromete a gestionarlo 40 años».
Según los planos, los usos náuticos y de ocio estarán en la zona exterior y las actividades de pesca (muelle de 260 metros y superficie terrestre de 6.510 m2) e industriales (más de dos hectáreas), ya existentes, estarán en el interior para evitar interferencias. Plantea la ampliación con la construcción de un dique de traza circular de 911 metros. Dentro se crearán dos muelles: el central para la actividad náutica y comercial, con una punta final para el atraque de cruceros de medio tamaño, 170 metros y entre 200 y 800 pasajeros (7,5 m. de calado), y el muelle circular para embarcaciones deportivas, aumentando hasta 803 los amarres para botes de unos 59 m2 (ahora 262).
Su forma circular no es gratuita. Esto, unido a la construcción del dique con piezas prefabricadas de hormigón, son un gesto, afirma el grupo, a favor del medio marino. Gracias a estas piezas, además de ganar tiempo en la construcción, se reduce un 40 por ciento el uso de materiales y minimizará la ocupación del fondo. El proyecto incorpora un sistema de renovación del agua, que cada 15 días renovará el líquido de las dársenas interiores, un punto limpio de 560 m2 y dos estaciones de tratamiento de agua de sentina (cavidad inferior de los barcos).
Aún es pronto para formular críticas concretas, puesto que el proyecto de ejecución está pendiente. Para Alberto Camarero, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Polítécnica de Madrid, el vídeo promocional es muy bonito, y «no tiene por qué haber especiales problemas a nivel técnico ni medioambiental porque el equipo de ingeniería es muy serio, aunque no parece a simple vista muy operativo colocar la zona de cruceros tan cerca de la entrada a la bahía a la hora de maniobrar». Para Ecologistas en Acción está claro: «supondrá más degradación para una costa que, junto a la de Levante, es la que más puertos deportivos tiene», explica Natalia Martín responsable de Medio Marino.
Por su parte, Enrique Tena, director de Jetcommunication (empresa encargada de parte del marketing promocional) cree que «a los jeques les encanta venir a Marbella pero no lo hacen porque no pueden amarrar sus yates. Si hablamos de diez años mínimo de crisis, hay que apostar por este turismo, nuestra principal industria y aprovechar el tirón derivado de los problemas en el norte de África, nuestro gran competidor».
Su apuesta económica se sustenta en bajar los precios de alquiler de los amarres hasta los 0,27 euro por m2 y día. Para hacer rentable la operación proponen una amplia zona comercial (21.306 m2) y de ocio (centro comercial de 23.814 m2), que incluye un hotel de cinco estrellas en altura, con una capacidad de 190 suites de lujo, que tendrá que superar su tramitación correspondiente antes de una hipotética construcción.
Los opositores
El primer escollo lo están encontrando en sus competidores. El Consorcio Marina Internacional, autor de la segunda propuesta y participada en un 95 por ciento por empresas locales, planifica elevar un recurso contencioso-administrativo contra al Ayuntamiento por su participación como administración pública en un concurso de otra administración (la Agencia Pública de Puertos de Andalucía), en la que quizá incorporen la acusación de cambios en la valoración, puesto que «todavía no nos han comunicado oficialmente nuestros puntos ni las razones por las que han desestimado la propuesta», explica Francisco Gómez, del grupo Alfil, participante del Consorcio. Sostienen que a nivel técnico su proyecto tenía más puntos, resulta estructuralmente menos abigarrado y con dimensiones más realistas y cuenta con sus propias soluciones medioambientales. «La demanda del Mediterráneo son amarres para barcos privados de gran eslora. El proyecto del jeque tiene dos, el nuestro, hasta siete. Además el canon que pagaría a la Junta los cinco primeros años es sólo de 50.000 euros más y el precio por alquiler es casi una cuarta parte menos que el actual de Puerto Banús. Me gustaría ver si se mantendrá eso», concluye.
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