La cuenta atrás de Pau

Logroño- Durante los últimos diez años, en la primera quincena de octubre Pau Gasol estaba inmerso en la pretemporada de la NBA. El cierre patronal le ha permitido concederse «ciertos lujos». No todo son entrenamientos con el Barça a la espera de que se solucione el «lockout». Ayer, después de pasar el fin de semana en la Rioja junto a su novia Silvia López, recibió el Premio Prestigio Rioja que concede el Consejo Regulador de la Denominación de Origen. Pau hizo una confesión que a sus compañeros de los Lakers les puede sonar a chino: «Soy muy aficionado al vino y estos días han sido enriquecedores. He visitado tres bodegas y la cultura del vino, el trabajo, la paciencia, la técnica para su elaboración... Ha sido apasionante».

El «sumiller» Pau no olvida que la NBA sigue parada y que las relaciones entre propietarios y jugadores continúan enquistadas. Él, a pesar de todo, es optimista. «Tengo bastante esperanza de que la Liga se va a reanudar. Suspender la temporada tendría un impacto muy negativo para todos y la Liga quedaría muy dañada tanto para jugadores como para propietarios», asegura. La clave de la negociación para el nuevo convenio colectivo es que los jugadores sigan unidos. Pero esa unión es precisamente el flanco por el que quieren atacar los dueños de las franquicias. La clase baja de la Liga y la clase media, en cuyo estilo de vida no entra el concepto de «ahorro», son el lado por el que se puede romper la posición compacta de los jugadores.

Unión de los jugadores
Pau lo tiene claro y ejerce de portavoz del sindicato: «Queremos que nos dejen jugar, pero no de cualquier manera, y tenemos que mantenernos unidos. Amamos el baloncesto y queremos que se reanude la Liga bajo unas circunstancias justas y razonables». Él confía en que sus entrenamientos en el Palau con el Barcelona «no se prolonguen mucho». «Es un poco raro», reconoce.