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Entre el poder y las ideas por José Clemente

La Razón
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Las que conducen y arrastran el mundo no son las máquinas, sino las ideas, recordaba Víctor Hugo a los críticos del pensamiento preliberal y revolucionario francés en 1842, que sólo creían en el poder de las armas y, especialmente, en la riqueza como un fin último y no como un medio para generar más producción y evitar las desigualdades sociales. Sus discursos en la Cámara de los Pares, su compromiso político y su querencia por los más desfavorecidos le pusieron en contra de las élites burguesas, un odio que no acabó hasta su exilio de casi veinte años (1852-70), pero que le granjeó el cariño de los intelectuales franceses y le convirtieron en un héroe para la III República. Este sería para mí un perfil no contaminado del socialista Ramón Ortiz, quien recientemente no descartaba la posibilidad de volver a presentarse para la secretaría general de los socialistas murcianos, aunque sólo lo haría si el partido corría el riesgo de partirse entre dos o tres bandos, en función de los candidatos que pretendieran acceder al mismo. Ramón Ortiz, al que bauticé hace pocas semanas en otra Cresta del Gallo como «El hombre», obra de Oriana Fallaci en la que destaca los duros años de cárcel del líder de la resistencia griega Alexandros Panagulis y al que acompañó hasta su asesinato en 1976, es, valga la redundancia, el «hombre» llamado a dirigir las riendas de un partido desorientado y perdido tras el vapuleo electoral del pasado 20-N. Nadie puede hacer mejor ese papel y, mucho menos, con la responsabilidad que le caracterizan casi todos sus actos. Ortiz es la esencia pura del socialismo regional y obtuvo más votos que la hija de Tovar, María González Veracruz, en las elecciones antes citadas. Pero ayer le salió un garbanzo negro en el zapato, con tantas probabilidades de alcanzar la secretaría como el propio Ortiz, luego tendremos un congreso murciano en 17 días que puede acabar en tablas como el de Sevilla, es decir, con una victoria pírrica para el ganador y con unos derrotados que no ven con buenos ojos la omnipresencia de los Tovar en el PSRM, independientemente de que lo hagan bien o mal. Tovar se presenta con un discurso integrador y a sabiendas de que parte como ganador, pues tiene el apoyo de Saura, su hija (que es miembro de la Ejecutiva federal) y la del alcalde de Beniel, Roberto García, que juega el papel de liebre en la carrera de galgos. Además, cuenta con el respaldo del secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ya ganó su congreso por sólo 22 votos sobre Chacón. Ortiz debería pensárselo dos veces antes de meterse en arenas movedizas, pero si quiere tanto a su partido como dice debería luchar por él, como hizo Chacón. O sea, que «Si vis pacen, para bellum».