Guti abre el desfile del adiós

ante el Sevilla y el sábado jugó su último partido como madridista en el Bernabéu frente al Athletic. Queda la «finalísima», de Málaga, en la que el Real Madrid jugará pendiente de lo que ocurra en el Barcelona-Valladolid, en la que el capitán, jugador de una calidad inigualable y que no deja a nadie indiferente, hará el último paseíllo como madridista en La Rosaleda.La marcha de Guti, adelantada por LA RAZÓN hace dos meses, abre el desfile de despedidas en el Real Madrid. El único que oficialmente se ha despedido, porque terminaba contrato, es Metzelder, al que Florentino Pérez entregó un obsequio en los prolegómenos del encuentro frente al Athletic. El alemán regresa a su país para jugar la Liga de Campeones con el Schalke.No serán las únicas despedidas en el club blanco. Ahora nadie quiere hablar sobre el particular y la dirección deportiva guarda mutismo absoluto sobre lo que va a ocurrir, porque lo que importa es ganar en La Rosaleda y soñar con la gesta del Valladolid en el Camp Nou, lo que, a priori, parece imposible, dada la diferencia abismal de juego entre uno y otro. ¿Qué va a pasar con Pellegrini? Es la pregunta del millón. El bombardeo con el nombre de Mourinho ha debido romper el tímpano de Florentino. El portugués se deja querer –el presidente siempre ha querido un técnico campeón– y se asegura que ya se han dado los primeros contactos con su entorno. Ésa es la razón de la que el técnico chileno haya insistido estos días en que tiene un año más de contrato. Valdano y Pardeza, y la mayoría del madridismo –las encuestas lo confirman– quieren que siga, mientras en la zona noble del Bernabéu dudan.Los dos Diarra pueden seguir el camino de Guti. Juegan muy poco, tienen ofertas y su futuro no pasa por el Real Madrid. La idea es que entren en alguna operación. Lo mismo pasa con Gago, aunque en los últimos meses ha mejorado sus prestaciones. Todo dependerá de cómo se refuerce el centro del campo y si llegan Silva, de Rossi o Javi Martínez.Y queda Rául, al que el club le ha dicho que puede hacer lo que crea conveniente. Y Raúl, santo y seña del madridismo en los últimos años, unos días piensa que debe irse y otros, que si se va Pellegrini, le gustaría quedarse. Benzema e Higuaín seguirán, pero nadie es imprescindible.