Crítica de cine
Guzzanti ataca a Berlusconi con un documental en Cannes
"Es demasiado tarde"para parar la degradación de la vida política en Italia en torno al primer ministro, Silvio Berlusconi, según opina Sabina Guzzanti, la directora de "Draquila-L'Italia che trema", el polémico filme estrenado en Cannes.
El demoledor filme-documental de Guzzanti, presentado en el Festival de Cannes fuera de concurso, denuncia la opresiva y preocupante intervención del jefe del Gobierno italiano y su entorno, con la degradación de las libertades públicas."Es un proceso que lleva años y las cosas cada vez van peor", comenta Guzzanti en una entrevista con prensa internacional en Cannes, y advierte de que el camino de degradación de la vida política italiana "está ahí desde el principio"de la democracia del país transalpino."No lo detuvimos inmediatamente y ahora es demasiado tarde. No tenemos ni la fuerza ni la organización, la gente está deprimida y cansada", confiesa Guzzanti, cuyo filme ha sido seleccionado por el festival, lo que ha causado la protesta del Gobierno italiano."Esto da una gran publicidad", reconoce la directora, aunque admite que "la gente que les vota (a los partidos de la derecha italiana) no irá nunca a ver la película."Draquila-L'Italia che trema"presenta una imagen demoledora del primer ministro italiano y vincula la gestión de su Gobierno de las consecuencias del terremoto vivido hace un año en la localidad de L'Aquila (centro) con turbios negocios mafiosos.Guzzanti narra en forma documental la intervención de Berlusconi -el "Drácula"chupasangre al que alude el título en un juego de palabras con el nombre de la ciudad devastada- en la reparación de aquel sismo, que causó más de 300 muertes, y la implicación de su Gobierno en nada menos que el desmontaje progresivo de las garantías democráticas en la república transalpina."Como estamos en Cannes, la prensa italiana es mucho más libre"para hablar del filme, explica Guzzanti, quien asegura que, por haber llegado a este festival, en los medios de comunicación de su país la tratan "con algún respeto, en lugar de decir que es una basura".Eso sí, tiene claro que, aunque dicen que está en Cannes, "desde luego que mi película -añade- nunca se dará en televisión", lo que excluirá a la mayoría de los italianos de la experiencia de los testimonios estremecedores que en ella cuenta Guzzanti."Somos absolutamente responsables", asevera, de tener a ese primer ministro, consecuencia de unos procesos electorales de cuyas irregularidades ella se hace eco, pero puntualiza: "Creo que no se puede dejar recaer la responsabilidad sobre la gente sencilla".Y es que "la mayoría de los italianos -asegura- no saben lo que ocurre. Hay una propaganda oficial que hasta dice que 'The Economist' (prestigioso semanario británico de orientación liberal) es comunista. Y que quiénes son ellos para criticarnos desde fuera"."A Berlusconi no tengo nada que decirle. Es que no sé qué decirle, ¿qué puedo decirle? Por favor, déjenos en paz", es lo que acierta a decir Guzzanti que le espetaría en una más que improbable cita con "il Cavaliere"."Es un 'showman'. Los italianos están seducidos por él, como lo están por los que se meten en 'Gran Hermano' durante tres semanas. Todo el que está en la televisión es popular", resume Guzzanti, a quien le parece hasta normal: "Si estás en la televisión desde hace veinte años, y de esa manera, resulta obvio"."Para Berlusconi era un día de mierda, como tantos otros: la magistratura le pisaba los talones, en los sondeos estaba en caída libre. Pero a las 03.32 del 6 de abril, un terremoto devasta una ciudad. Para "il Cavaliere", es como si Dios le hubiera tendido de nuevo la mano", narra la autora al comienzo del filme.Lo que sigue en la película es un inquietante relato de la conquista del Estado por parte de las fuerzas del primer ministro, sobre todo con la ayuda de Guido Bertolaso, jefe de la Protección Civil.Y Guzzanti insiste: "Es que es un auténtico mentiroso".La también actriz cómica, que asegura que su exclusión de las televisiones dominadas por Berlusconi es una auténtica "censura", ataca la noción de prescripción de delitos en su país."Después de cierto tiempo, incluso si eres culpable, ya no lo eres, precisamente porque los delitos prescriben. Así que muchos de ellos están libres porque sus delitos han prescrito, pero eso no significa que sean inocentes", se indigna Guzzanti.
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