Barcelona
Las asignaturas pendientes de la enseñanza catalana
Las quinielas que todos esperaban se cumplieron. Irene Rigau, la portavoz educativa de Convergència i Unió en la última legislatura, es la nueva conselelra de Ensenyament. Ella inicia «la ofensiva de país» que vaticinó Mas para reducir el fracaso escolar y pasar del 30 por ciento de jóvenes que no acaban la ESO al 15 por ciento, media europea.
Poco a poco las estrategias se dibujan mientras la tijera de la crisis empieza a funcionar. «Es más que probable que por primera vez en 30 años el nuevo presupuesto de la Generalitat sea claramente inferior al del año anterior», ha advertido el portavoz del Govern, Francesc Homs, que añadió que para el gasto educativo, la conselleria dispondrá del 60 por ciento de su asignación.
Una inversión que en 2010 se quedó en 4.166 euros por alumno –5.317 millones de euros en total–, que apenas creció respecto a 2009 y que ahora sufre un tijeretazo. Frente a los recortes, los cambios van tomando forma.
El primer titular que Rigau ha ofrecido ha sido la liquidación de la Semana Blanca de vacaciones que Maragall aprobó el curso pasado y que se efecturará este año, por primera y última vez, con la mitad de las ayudas previstas para realizar las actividades –el presupuesto ha pasado de 400.000 a 200.000 euros–. Todo por la optimización de los recursos.
«Nosotros criticamos duramente la introducción de la Semana Blanca porque no considerábamos que fuera un gasto prioritario en tiempo de vacas flacas. La creación de plazas y la lucha contra el fracaso nos parecen prioritarios», postula a favor de Rigau la secretaria general de Enseñanza de CC OO, Monse Ros.
Según CC OO, en el sector docente, las carencias «urgentes de resolver» son la convocatoria de oposiciones o las cotizaciones del personal de la concertada.
Son muchos déficits a los que se enfrenta Rigau, en los que la escasez de liquidez hará mella. Para Ros, sin duda, habrá que lidiar con el crecimiento del alumnado, aunque se haya estancado en los últimos años por el parón migratorio. Las previsiones apuntan que Primaria crecerá hasta 2018, y Secundaria hasta 2021. «Necesitamos entre 20.000 y 25.000 plazas por curso. Pero, además, hay que recuperar para la educación muchas personas que lo abandonaban a los 16 años para ir a trabajar. Esto quiere decir que tiene que crecer mucho la capacidad de ofrecer enseñanzas postobligatorias, sobre todo FP», asegura Ros.
Para la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Cataluña (Fapac), el reto estará en «luchar contra la segregación escolar , el seguimiento exhaustivo de las necesidades de la FP o conseguir una verdadera conciliación de la vida familiar y laboral también desde la educación».
Deberes, a la nueva consellera, no le faltan.
Con reservas sobre el uso de los portátiles
- Tal y como apuntó Mas en la campañana, la nueva consellera mantiene los conciertos educativos que logró blindar en la negociación de la LEC –incluyendo las ayudas a los centros que separan por sexo–.
- Rigau también ha criticado abiertamente el afán de digitalización en las aulas que tuvo el tripartito estos dos últimos años. Los padres, se posicionan en dos bandos. Desde la red concertada, el presidente de Fapel, Antoni Arasanz, dice que «se debe rectificar este error monumental», pero, desde la pública, Fapac defiende «revisar la digitalización y resolver problemas como la mala conexión a internet».
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