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La Generalitat advierte de que sus pactos no se limitan al PP
BARCELONA- El «congreso de la estelada» que Convergència celebró el pasado fin de semana en Reus ha sacudido las relaciones entre PP y CiU, pero el Govern está decidido a no inmutarse. Los populares contemplaron con asombro cómo CDC ponía rumbo al Estado propio y han abierto un período de reflexión que ha dejado en el aire su fructífera alianza con el PP. Alicia Sánchez-Camacho asegura que no está dispuesta a participar en un proyecto independentista, pero al Govern parecieron ayer importarle poco las amenazas del PP. «Que hagan lo que crean conveniente. Tenemos un programa electoral que vamos a seguir intentando tirar adelante. El president ya habló de la transición nacional en su investidura. Ellos sabrán por qué. Es su decisión», sentenció Homs con un doble objetivo: atemperar su viraje soberanista y restar importancia a sus pactos con el que hasta ahora ha sido su socio preferente, el PP. El portavoz quiso sacar pecho por el robusto grupo parlamentario que tiene CiU en el Parlament («es más del doble que el de la segunda fuerza») y subrayó que los avisos del PP no modifican la estrategia de «geometría variable» de su gobierno. Es decir que, con independencia de lo que acabe decidiendo el PP, la intención del Govern de CiU es buscar aliados a izquierda y derecha del hemiciclo. En cualquier caso, la incidencia que va a tener la ponencia idelógica del congreso de Convergència va a ser inapreciable, según dio a entender el portavoz porque únicamente sirve «para reforzar los principios del Govern». Dicho en otras palabras, Homs no auguró ningún cambio de rumbo de la Generalitat respecto al marcado al principio del mandato.
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