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Misión imposible desde el Polo

Dirección: Sarah Smith. Guión: P. Baynham y S. Smith. Música original:Harry Gregson-Williams. EE UU/GB, 2011. Duración: 97 min. Animación/comedia familiar.

La Razón
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Hasta a Santa Claus le llega la hora de jubilarse. Lástima que algunos no quieran reconocerlo y, menos, que su metodología de trabajo quedó obsoleta. El hijo mayor del setentón que aún se ocupa de repartir dos mil millones de regalos lo sabe, de ahí que sus maneras liderando esa enloquecida noche a centenares de elfos menudos parezcan las de un militar altamente cualificado en cuestiones tecnológicas. Arthur, el pequeño, es otro tema. Él, tan inocente, tan tierno y larguirucho como el James Stewart de «¡Qué bello es vivir!», desconfía un poco de la destreza del equipo informático frente al espíritu mágico de la Navidad. Todo en la cinta realizada por la hasta hoy desconocida Sarah Smith derrocha imaginación y, a la par, cierta socarrona ironía. Con un ritmo endiablado, conocemos a un centenario Santa Claus que cuenta batallitas protagonizadas por un viejo reno que ya está en las penúltimas y el trineo llamado Eve cuando la vida no estaba atestada de cables. Y a una mocosa erudita que no se explica cómo alguien puede despachar esa barbaridad de obsequios durante unas pocas horas. Atípica «road movie» desde el cielo, posee escenas antológicas; así, la comida familiar que acaba igual que el rosario de la aurora (les sonará la historia), el aterrizaje forzoso en el mar, la descacharrante llegada al pueblo de la niña... Y personajes memorables; junto a los antes dichos está la esposa de Noel, deliciosamente inglesa e imperturbable, y una ayudante de Arthur digna de aparecer en el nuevo filme de Cruise. Y no lo citamos por nada: este «Arthur Christmas» podría haberse titulado «Misión Imposible 5: ¿felices fiestas?» y no haber engañado a nadie.