Londres

Leonardo el pintor de la corte

La National Gallery de Londres expone 9 de los 15 cuadros que hizo

«Estudio de un pie», en la muestra
«Estudio de un pie», en la muestralarazon

Leonardo es el pintor científico. El artista que concebía el retrato como una observación de la naturaleza, una prolongación de la realidad. Sus telas nos llegan impregnadas de un misterio que no es otra cosa que personalidad y temperamento. Toda esa bruma legendaria de sus óleos no es más que identidad encriptada. Algo que no se sabe bien qué es. En esa indeterminación se mueve y, quizá, también su hipnótica modernidad, esa pátina de antigüedad que parece que nunca pasa de moda.

La National Gallery de Londres le dedica una retrospectiva que reúne 9 de los 15 cuadros que dejó el maestro y parte de sus dibujos, que son un reflejo de la preocupación de este genio por la representación fidedigna del mundo. La muestra ha convertido a Londres en una hinchada de fanáticos de Da Vinci. Cientos de personas hacen cola delante de las taquillas para ver ese torrente de pintura como si estuvieran ante objetos sagrados. Quieren asistir a ese espectáculo, casi irrepetible, y ver, por ejemplo, las dos copias de «La virgen de las rocas», la que se conserva en el museo británico, y la que ha prestado el Louvre.
El recorrido está centrado en los años milaneses. Leonardo abandonó Florencia, quizá animado por un escándalo sexual (era homosexual) en que se vio envuelto, y acudió a la capital de Ludovico Sforza buscando refugio. Llegó a en calidad de ingeniero, pero comenzó sus servicios como retratista. Ahí fue perfeccionándose (todavía puede apreciarse el error de proporción y perspectiva en el brazo de la Virgen en «La anunciación»), y perfiló una manera nueva de retratar al colocar a sus modelos en una posición de tres tercios, en vez de perfil (una costumbre que va desde Masaccio hasta Ghirlandaio). Pero, sobre todo, fue matizando el volumen (sus figuras no tienen nada de escultóricas) que extraía de las sombras gracias a la incidencia de la luz en el cuerpo. Es el sfumato, que llevó a su extremo en «La Gioconda», y que fue el primer paso hacia la perspectiva aérea, que es una observación de cómo va cambiando el color de la luz con la distancia.

Retratos íntimos

En el recorrido pueden descubrirse «El joven músico» y «La dama del armiño», que capta la belleza de Cecilia Gallerani, una chica de elevada cultura, según afirman las crónicas, que llegó a trabar amistad con Leonardo. También se ha traído un óleo de gran interés, «La bella Ferromiére», que era, junto con la anterior, una de las amantes de Ludovico Sforza. Una colección de trabajos civiles, de retratos que conservan un halo de intimidad, y que son el contrapunto de sus obras religiosas. Sobresale «La virgen con el niño», conocida también como «Madonna Litta», procedente del Hermitage de San Petersburgo. Para esta ocasión también se ha unido al evento el «San Jerónimo», una obra incompleta, que se conserva en El Vaticano.


¿Una nueva pintura del genio?

Existen pocas obras de Leonardo (en esta muestra también podemos ver «La bella Principessa», una hija de El Moro, retrato de perfil de enorme belleza y serenidad y que tiene algo de esa Giovanna Tornabouni de Ghirlandaio que posee el Thyssen), pero hace unos años, por fortuna, apareció uno de sus cuadros. Se trata del «Salvator mundi». Esta pieza se ha integrado en la exposición de la National Gallery de Londres a pesar de que todavía algunos expertos mantienen dudas sobre su autoría y no se atreven a afirmar la atribución al artista con un cien por cien de seguridad.


Dónde: National Gallery de Londres.
Cuándo: hasta el 5 de febrero.
Cuánto: 16 libras.