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Much better thanks

La Razón
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Jugando al golf, Eisenhower sufrió un infarto que el médico ocultó a la opinión pública. Descubierta la filfa, el Dow Jones cayó más de lo que después lo haría con el asesinato de Kennedy y el atentado contra Reagan. Para tranquilizar a las masas y aplacar las turbulencias bursátiles, el presidente americano compareció en silla de ruedas, sonriente, con pantuflas, mantita-pernera y embutido en un pijama que, a la altura del corazón, llevaba bordado: «Much better, thanks». Para los que saben algo más que idiomas, «much better, thanks» quiere decir: «Es inútil que pregunten, incluso muerto diría que acabo de pasar un exhaustivo chequeo». En aquella imagen, un individuo –el presidente– era todo el país y a lo largo de su anatomía se señalaban cada uno de los estados de la unión. La incompetencia patológica de Zapatero ha provocado una situación similar a la de Eisenhower: desbordando el cargo y su propia anatomía ha borrado España del mapa, de forma que para los mercados entre Francia y el norte de África sólo se observa una Z, signo de un paisaje devastado. Si después de él quedan turistas, en Las Ramblas no se venderán flamencas y toros para poner encima del televisor, sino muñecos de ZP, como estereotipo de lo que ahora dicen que somos. Aunque a los 37 empresarios les susurre «much better thanks», acabará su mandato y no sabremos si tiene problemas de sordera, de memoria o sólo de desvergüenza. Hubiera sido un gran ministro de Deportes.