Investigación científica
Botox contra las migrañas
Científicos de la Universidad de Granada han confirmado que la inyección de un anestésico local o de toxina botulínica (botox) en una serie de puntos situados en la musculatura pericraneal y del cuello reducen la frecuencia de las crisis de migraña en los pacientes que padecen esta enfermedad.
Los investigadores han logrado además identificar la ubicación de estos puntos, denominados "gatillo", cuya activación desencadena crisis de migraña, así como la relación de éstos con la duración de la enfermedad y la severidad de las crisis, ha informado hoy la Universidad de Granada en un comunicado.
En la actualidad existen más de 100 tipos de cefalea y una de las más prevalentes es la migraña, que en España afecta a entre el 10 y el 12% de la población -es además de 2 a 3 veces más común en la mujer que en el hombre-.
Cuando la migraña pasa de episódica a crónica (más de 15 días al mes), provoca gran incapacidad en la vida diaria de los pacientes.
Este trabajo es uno de los tres estudios que ha elaborado de forma simultánea Juan Miguel García Leiva, investigador del Instituto de Neurociencias "Federico Olóriz"de la Universidad de Granada, bajo la dirección de la profesora Elena Pita Calandre.
En el primer trabajo, los científicos exploraron personas sanas y pacientes diagnosticados de migraña (con cualquier frecuencia de crisis al mes), y comprobaron las diferencias en la existencia o no de puntos 'gatillo' (que en muchos pacientes tras la exploración les desencadenaba una crisis) y su localización.
Entre las conclusiones de este trabajo, destacan que los puntos 'gatillo' aparecen en un 94% de pacientes con migraña y sólo en un 25% de personas sanas.
Las localizaciones de los puntos 'gatillo' más habituales en los pacientes fueron la zona temporal anterior y la suboccipital, ambas a nivel bilateral, de la cabeza.
Además, los científicos encontraron una correlación positiva entre el número de puntos que presenta el paciente con el de crisis mensuales que padece, y con los años de duración de la enfermedad.
Luego realizaron otro estudio con 52 pacientes migrañosos (refractarios a los tratamientos farmacológicos habituales) a quienes se les infiltró subcutáneamente un anestésico local en aquellos puntos que presentaban durante tres meses semanalmente.
En aquellos pacientes a quienes se inyectó un anestésico, los científicos observaron una disminución en la frecuencia de crisis superior o igual al 50% respecto al período basal en un 18% de pacientes.
Además, hubo una disminución de entre un 11-49% en un 38% de los mismos, mientras que dos terceras partes de los pacientes tras el tratamiento manifestaron sentirse "mejor o mucho mejor".
En un tercer estudio sobre 25 pacientes con migraña crónica aplicaron 12,5 unidades de toxina botulínica en cada punto gatillo dos veces, espaciadas por un período de tres meses.
Se registraron la frecuencia de crisis (variable principal), la intensidad, y diversas escalas para comparar los cambios producidos un mes antes del inicio del tratamiento con el estado del sujeto un mes después de finalizar el mismo.
Además, registraron también todas las reacciones adversas durante el estudio, que fueron pocas, leves y transitorias.
García Leiva advierte de que "no se trata de un tratamiento de primera elección para gente con migraña, sino que únicamente puede aplicarse en pacientes con migraña crónica que han probado varios tratamientos con resultados poco o nada alentadores y que muestran sensibilidad periférica en su musculatura".
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