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La vida es sueño y algo más

La vida es sueño y algo más
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Las colas del INEM son tan largas que se han colado en los sueños del Rey, desasosegándole el descanso. Las filas del paro ya no están integradas por ese obreraje de fumadores y de uñas amarillas, porque el tabaco está legislado y a los pobres no les queda ni el consuelo de mojar el sabor de la nicotina con el café con leche. Al currante del andamio le ha venido a acompañar el hijo universitario, que era la promesa de este país, ese empeño de futuro que había logrado el progenitor con mucho esfuerzo de horas extra, para que el vástago no se le quedara en el ladrillo y el cemento como él. Después de tanto hablar del abandono escolar, de predicar eso de que el esfuerzo de hoy es la recompensa de mañana, resulta que a los jóvenes se les paga enviándoles a la entrada de una oficina. A lo mejor los que han fracasado resulta que no son los estudiantes, que sacan buenas notas y consiguen trabajo en otros territorios y naciones. A lo mejor las que han fracasado son las generaciones de los padres, o sea, los políticos, los economistas, los banqueros y los arquitectos financieros que han pasado sin escrúpulos de la moral. Don Juan Carlos lo ha dicho en la entrega de unas becas: «El paro de los jóvenes me quita el sueño». Ya sólo tenemos que imaginarnos cómo debe ser vivirlo, en vez de soñarlo.