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«La igualdad es una lucha compartida entre hombres y mujeres»

Los cambios que ha vivido la sociedad española en las últimas décadas fueron el hilo conductor de la tertulia.

La dramaturga Paloma Pedrero, la periodista Marta Robles y las restauradoras Isabel Maestre y Marta Cámara
La dramaturga Paloma Pedrero, la periodista Marta Robles y las restauradoras Isabel Maestre y Marta Cámaralarazon

Madrid- La conciliación de la vida personal y familiar, el síndrome de la «superwoman», la dictadura de la belleza, la imagen que se proyecta a través de la moda... En la segunda jornada de las Tertulias de San Isidro del diario LA RAZÓN que acoge el Café de Oriente tomaron la palabra unas invitadas emprendedoras y luchadoras que reflexionaron sobre «Los retos de la mujer en el siglo XXI». Desde la princesa Beatriz de Orleans, relaciones públicas y especialista en moda, hasta la diseñadora Ana Locking, pasando por la escritora y directora teatral Paloma Pedrero, así como las restauradoras Isabel Maestre y Marta Cárdenas. También acudieron a la cita Ana Fernández, directora de belleza de la revista «Harper's Bazaar», y Juan Cebrián, director de moda de dicha publicación. Completaron la mesa Cira Sastre y Yolanda Pascual, del departamento comercial de las fragancias Álvarez Gómez. Presidió el almuerzo la delegada de Audiovisual Española-LA RAZÓN en Cataluña, Monty Parera, y moderó la tertulia la periodista Marta Robles, que actualmente dirige y presenta en Telemadrid el magazine de moda, tendencia y vanguardia «Madrid a la última».

Desequilibrios actuales«Todavía hay desequilibrios entre los avances que la mujer ha conseguido de puertas para afuera de su casa y los que hay dentro», dejaba caer al inicio del almuerzo Ana Locking, una de las imprescindibles cada temporada en la Cibeles Fashion Week, que insistió en que parte de estos logros se han alcanzado «porque la dificultad agudiza el ingenio, y eso es lo que nos ha pasado a nosotras». Así lo experimentó en los inicios de su aventura empresarial Isabel Maestre, que desde hace tres décadas está al frente de «El obrador de cocina de Isabel Maestre», una de las empresas de cátering más selectas del país. «Cuando comencé ya era madre, y a mi familia les costó asumir mi decisión», dice. Ahora trabaja codo con codo con su hija, Marta Cárdenas, responsable de la innovación en los fogones: «Fijaos si la situación ha cambiado que recuerdo que cuando yo estaba en el colegio notaba ciertos comentarios porque mi madre trabajaba».

En esta misma línea, Paloma Pedrero echó la vista atrás para comentar que en más de una ocasión vivió con otras escritoras que «ponernos falda cuando asistías de ponente a una conferencia suponía un hándicap porque los asistentes podían pensar que éramos un florero, teníamos que luchar para que no se nos malinterpretara. Afortunadamente, ese tiempo ha pasado». «Mi trabajo me obliga a viajar por toda España y puedo asegurar que en el sector comercial todavía se generan equívocos con respecto a la imagen», explicó por su parte Cira Sastre. Y es que la imagen que proyecta la mujer resulta determinante todavía en el ámbito público. «Cuando Isabel Tocino y Carmen Alborch arriesgaban con la moda, se las miraba con lupa», recordaba Robles, a lo que Locking completó: «La clase política se avergonzaba de vestir bien. Ahora eso no ocurre, el problema actual viene cuando un personaje público intenta reflejar lo que no es a través de su vestimenta. No hay que olvidar que el mal gusto siempre ha existido». Beatriz de Orleans incidió en que las féminas de la clase política todavía no son conscientes de la importancia de la imagen que proyectan, mientras que Pedrero reflexionaba sobre la posibilidad de que «quizá los partidos políticos utilicen todavía a la mujer para mostrar determinadas ideas y mensajes». A renglón seguido sentenciaba: «Desde la coherencia, tienes que llevar puesto aquello que sientas y con lo que te identifiques».Así, entre las vieiras y el rape, en la mesa se coló una palabra que hizo más enérgico el debate: feminismo. «Se trata de un término caduco y obsoleto que tiene demasiado ‘‘background'', tenéis que inventaros otro», dejaba caer Beatriz de Orleans.

Fin de la radicalidadFrente a la carga subjetiva del término, Marta Robles recordaba que «es un movimiento que sólo ha buscado, busca y buscará la equiparación de derechos», a lo que Locking añadía: «Hoy no tiene sentido la radicalidad con la que se vivía antes este asunto, pero es verdad que las anteriores generaciones de feministas han conseguido que hoy estemos aquí. Aun así, la lucha por la equiparación de derechos debe continuar». Pedrero matizaba aún más y apuntó que «la lucha por la igualdad de derechos no tiene que ver con que seamos iguales, somos diferentes. El reto es convencer a los hombres de que soltar privilegios también va a ser bueno para ellos». «No hace falta reivindicar la bandera del feminismo. Si tú quieres conseguir algo y te lo propones, lo alcanzarás. Ésta debe ser la motivación principal para avanzar en este camino», explicó Monty Parera. «La lástima es que todavía hay mujeres a las que les falta ambición y se dejan llevar por la comodidad», apostilla Cámara. «Todo es cuestión de educación, ésa es la base», insistió Ana Fernández. «Otro de los peligros es el síndrome de la ‘‘superwoman'', esto es, creer que tenemos que llegar a todo y, además, hacerlo perfecto, una actitud que va en perjuicio nuestro», comenta Robles, un perfil que analizó Beatriz de Orleans, quien se detuvo a analizar cómo la mujer actual se ve obligada a cumplir con un «perfil múltiple»: triunfar en el ámbito profesional, en lo personal y en lo social, además «de estar felices con nosotras mismas, en lo exterior y en lo interior». «En definitiva, la igualdad es una lucha global en la que tanto hombres como mujeres tenemos parte de responsabilidad», concluyó Marta Robles.

Emprendedoras en familiaLo suyo, más que genética, es vocación compartida. Isabel Maestre, fundadora de «El obrador de cocina de Isabel Maestre», y su hija Marta Cárdenas son indispensable a la hora de hablar de restauración en nuestro país. «Resulta curioso cómo un sector como el de la cocina, que tradicionalmente ha estado ligado a la mujer, siempre se hayan llevado los galones los hombres», reflexionaba Locking. «Y se los siguen llevando», sentenció Maestre a renglón seguido. «Llevar tu propia empresa te obliga a estar disponible de forma permanente las 24 horas del día, sobre todo por quienes tienes trabajando contigo», comentó Marta cuando en la mesa del Café de Oriente se plantearon las dificultades de la conciliación laboral y familiar.

El menú- LUGAR: Restaurante Café de Oriente, Plaza de Oriente 2, en Madrid. - PLATOS: terrina de foie con compota de higos; espárrago blanco gratinado con txangurro y vieira al estilo gallego; lomo de rape braseado con pasta negra de calamar; presa de paleta ibérica en adobo con queso ahumado, y piña rellena de fruta de temporada y sorbete. - VINOS: aguas Sierra de Cazorla, Manzanilla Juncal, Perfecto 2009, Conde de Romanones Rv 2005 y Moscatel de Garvey. - AROMA DE AMBIENTE: «Aguacalma», de Álvarez Gómez Balneario