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ANÁLISIS: Galería de retratos austeros por Carlos RODRÍGUEZ BRAUN

La Razón
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- ¿Cuál es el objetivo del acuerdo PSOE/PP?
Esencialmente, brindar una imagen de seriedad, disciplina y austeridad. La crisis ha revelado la enorme irresponsabilidad de nuestras autoridades, que han hecho lo contrario de lo que había que hacer y lo contrario de lo que hicieron empresarios y trabajadores: expandieron el gasto. Dado el derrumbe de la recaudación, explotaron el déficit y la deuda en un ritmo tal que pone en cuestión su sostenibilidad. Había que hacer algo y lo que se ha hecho es el acuerdo, que permite al Gobierno presentarse como un gobierno responsable, y al PP como un sucesor también responsable.

- ¿Se trata, como dice la izquierda, de una rendición ante los mercados y una apuesta por el liberalismo?
La idea de que «los mercados» dominan la política es pura fantasía. Lo que sucede es que los políticos no pueden hacer cualquier cosa sin consecuencias; por ejemplo, no pueden gastar sistemáticamente más de lo que ingresan sin que se ponga en duda su viabilidad financiera. La limitación del déficit y la deuda públicas por supremo mandato constitucional tiene una apariencia liberal, y entronca con las propuestas de la Escuela de la Elección Pública, del premio Nobel James Buchanan. Pero es pura apariencia, para la galería.

- ¿La prometida austeridad es papel mojado?
Esencialmente, sí. No hay límites estipulados a la subida del gasto público y los impuestos. El papel de las constituciones como limitadoras del poder político ha sido muy exagerado: no hay que olvidar que la espectacular subida de la presión fiscal en nuestro país ha sido plenamente constitucional: nuestra Carta Magna fue incapaz de proteger el derecho de los ciudadanos a la propiedad del fruto de su trabajo. Tampoco lo hará ahora, por tres razones. Primera, lo que se pretende limitar es el déficit, no el gasto ni la presión fiscal: de hecho, las autoridades podrán escudarse en esta nueva norma para subir los impuestos alegando que es necesario para controlar el déficit. Segunda, la propia definición del límite de déficit es «estructural», que descuenta el impacto del ciclo y admite importantes excepciones, como por ejemplo las recesiones, que son precisamente los momentos en que se dispara siempre el déficit. Y tercera, los estados son muy capaces de violar todas las limitaciones que se autoimponen: tal como sucedió en Europa con las condiciones de Maastricht, y después con las del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

- ¿Qué sacrificios habrá que hacer para cumplir con el límite de déficit?
Los ciudadanos deberán sacrificarse, porque las autoridades, como hemos dicho, les subirán los impuestos. Los políticos, por su parte, se embarcarán en batallas variopintas porque ningún partido quiere reducir el (mal) llamado Estado del Bienestar, y porque la organización territorial del Estado da pie a interminables conflictos de competencias, que se multiplicarán allí donde haya administraciones de partidos diferentes, y por supuesto en el caso de los nacionalismos, como ya está sucediendo.

- ¿Despeja este acuerdo el horizonte problemático de la economía española?
De por sí, el acuerdo no hace más que reforzar la imagen de seriedad de nuestros políticos. Si el crecimiento económico continúa como hasta ahora, sólo en una lenta recuperación, las autoridades pueden caer en la tentación de subir aún más los impuestos, con lo que la economía se frenará aún más y los problemas se acentuarán. En cambio, si la economía eleva su crecimiento, los desequilibrios presupuestarios mejorarán y los políticos se apuntarán una nueva medalla, que, como siempre, no merecerán.


Carlos Rodríguez Braun
Economista