Dana Internacional a la reconquista de Eurovisión

Con una canción discotequera de estribillo que se enquista en la memoria –les doy el pie: «Viva la Diva, viva Victoria, Afrodita…»– se llevó de calle a los jurados de los 25 países participantes.

Con ella –dejó de ser él cuando se operó en Londres en 1993– sí que llegó el escándalo. Su triunfo vino emparejado a amenazas varias de los grupos más extremistas de su país, críticas varias por la calidad del certamen… Pero lo que es seguro es que Eurovisión volvía a colocarse en el mapa después de una década sombría en la que las canciones vencedoras no pasaban más allá de la frontera del país ganador.

Escuela
Además, Sharon –su nombre civil, el de pila era Yaron– creó escuela. Abrió la veda a una tanda de drag queens y gogós que, intentando repetir su hazaña, cubrieron la cuota de «frikis» que precisa por tradición el certamen. Sólo la ucraniana Verka Serduchka desafió su trono de reinona con un segundo puesto en 2007. El resto, copias que sólo hicieron ruido los tres minutos que duró su actuación.

Ahora, 13 años después de coronarse diva y con 39 en el carné, Dana volverá al escenario eurovisivo en Alemania el próximo mes de mayo con la misma imagen de antaño –¿magia del bisturí?–, pero con un tema escrito y compuesto de su puño y letra. «Ding dong» se llama la canción resultona con la que el martes por la noche en la final israelí convenció al jurado –el voto telefónico le otorgó el segundo puesto– frente a otros nueve candidatos. «Estoy loca con mi país y emocionada como una niña pequeña por la nueva oportunidad que me han dado», comentó nada más ser elegida con un tema que mezcla el hebreo y el inglés.

Y es que Israel tiene mono de ganar, porque ellos sí se lo toman en serio. Se quedaron con mal sabor de boca después de mandar en los dos últimos años a artistas con solera como a Noa, Mira Awad y Harel Skaat. La propia Dana puso un pie en el festival de 2008 como coautora de «The fire in your eyes», que obtuvo un noveno puesto. Repita o no primer puesto, a la manera del Aleluya o Abanibí que le precedieron, Dana sí podrá hacer suyo aquello de «Que me quiten lo bailao».

Portugal ya tiene «frikis»
Con mayor o menor tino con los «twelve points», lo cierto es que en los últimos años Portugal se había colado en la final con canciones fieles a sus raíces que, ora emulaban un fado, ora baladas épicas. Hasta que llegó el quinteto Homens da luta con su canción «La lucha es alegría», disfrazados de trabajadores en plena protesta sindical. El pasado fin de semana, el televoto les dio el pasaporte a Düsseldorf, no sin polémica, pues la Unión Europea de Radiodifusión analiza si la canción tiene un contenido político, algo prohibido en el festival.