Crítica de libros

La hija de Eugenia y Fran cuenta chistes por Jesús Mariñas

Casi fue una doble presentación. Auténtica y festiva puesta de largo: lo mismo para «de Rivera a Ordóñez», el libro de Julián Contreras, y también para su sobrina Cayetanita, la ya nada pequeña de Eugenia de Alba y Francisco Rivera Ordóñez

Cayetana, junto a su padre, su tío y Julián Contreras
Cayetana, junto a su padre, su tío y Julián Contreraslarazon

La familia al completo, incrementada por la fidelidad de dandy chic aparentemente descuidado de Jesús Quintero. También estaba Fran Gordillo Junior poniéndonos al día de cómo su padre, descubridor de Raphael y creador de una nueva Rocío Jurado, a la que engrandeció Marisol con voz profunda y amarga, que hizo hit «Tu nombre me sabe a hierba» de Serrat. Está a punto de rematar su travesía del desierto con el amor entregado de Soledad Jara y ya piensan en el documental que proyectan dedicarle revisando su carrerón.

Lo mismo que Julián hace entrevistando a su hermano Francisco. La pluma como bisturí penetra donde nadie había llegado y descubre posturas casi antitaurinas insólitas en un Ordóñez. Pero Julián no se anda por las ramas y revela algo tan doméstico como «a Francisco yo le llamo Quisco y Caye a Cayetano. Él me dice Juni –pronunciése Yuni, Carmen era así– y mi abuelo, al que le decíamos Bobo –con lo que era el gran don Antonio Ordóñez– me llamaba Paletilla, Pi a Francisco y Bolita a Cayetano. A mi madre Carmuca». Descubre además que los niños Rivera llaman «padre» a Julián Contreras y cuáles fueron las recomendaciones que el maestro rondeño dio ante la afición inesperada de su nieto mayor: «Me dijo que si estaba convencido, yo tenía unos apellidos que no me permitían hacer el ridículo».

Cayetano no dejó de entusiasmarse con su sobrina al oirle contar un chiste tras otro. La niña, de nariz arriba recuerda a su abuela y tiene los mofletes de Eugenia. «Soy una niñera», dijo, y lo demostró mientras Francisco confesaba que «desde que mi hija nació, tengo muchísimo más miedo. Su madre ha sido la mujer de mi vida», y casi lanzaba un ay ante la mirada acaso perpleja de Cecilia Gómez. La bailarina aseguró «haber venido por todos y por nadie en particular», o tal me dijo mientras las miradas se centraban en una alta y melenuda reportera a quien alguno aseguraba haber visto desfilar como maniquí. Suponían que era «lo nuevo» de Francisco, mientras Cayetano, sin perder la sonrisa, me aseguró que no piensa casarse con Eva González. «Para qué si así estamos la mar de bien».