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Meridional sopla las velas
Cuándo: del 14 al 31 de marzo. De miércoles a sábado, 22.00 horas; domingos, 20.00 horas. Dónde: Sala Cuarta Pared. Madrid. Cuánto: 12 euros. Teléfono. 91 517 23 17.
No todas las compañías privadas de teatro llegan a celebrar veinte años de vida. Y entre las que lo logran, muy pocas mantienen el mismo nivel de calidad y la coherencia artística de sus comienzos. Meridional puede presumir de todo eso. El cumpleaños, con tarta en forma de ciclo monográfico, lo celebran en la sala Cuarta Pared con cuatro de sus montajes, empezando por su estreno más reciente, «Una comedia americana sobre la ansiedad», de Stephen Berkoff (del 14 al 31 de marzo, de martes a sábado), estrenada en julio de 2011 pero que aún no se ha visto en Madrid. Entre medias, tres reestrenos trufados: «Negra!» (días 16 y 17), «Miguel Hernández» (23 y 24) y «Calisto. Historia de un personaje» (30 y 31). Tres pinceladas de tonos diferentes que permiten conocer la trayectoria de Meridional, un grupo con señas de identidad claras pero que salta temáticamente en cada nueva aventura. Así, han pasado por fábulas astronómicas, como la versión de «Las cosmicómicas» de Italo Calvino «Qfwfq» (1999), por clásicos adaptados como «Romeo» (1996) y «Cyrano» (2004), por denuncias antibélicas como «Dionisio Guerra» (2003), por revisiones histórico-poéticas al estilo de «Cómo ser Leonardo» (2006), y por homenajes desenfrenados como «La verdadera historia de los hermanos Marx» (2007).
Sin una etiqueta
«Meridional es un camino donde vamos descubriendo lo que nos hace sentirnos a gusto. Desde el principio ha sido un soporte donde nos podemos realizar con alegría», explica Álvaro Lavín, cofundador del grupo, director de sus montajes y actor en buena parte de ellos. «Miramos al futuro con ganas de hacer cosas. Somos conscientes del momento en el que estamos, pero pensamos que es también un acicate enorme para la creatividad», aclara. El otro pilar de Meridional es el dramaturgo Julio Salvatierra, también fundador y autor de todos sus textos originales y adaptaciones: «Tenemos esa claridad desde el inicio y todavía dura, pero no está basada en una explicación consciente o un criterio artístico, sino más en una sensación: estar juntos es un placer», corrobora.
Los hechos dicen que no son palabras al viento: siguen creando y estrenando y, aunque vayan peinando canas –Lavín menos, pero se lleva con humor lo de su cabeza rapada por exigencias del guión hace ya años–, el espíritu de sus comienzos está ahí. «Si no hubiera habido una constatación objetiva de que a la gente le gusta lo que hacemos, de que la cosa funciona y se puede vivir de esto, no estaríamos aquí», matiza Salvatierra.
Les descoloca la pregunta de si se sienten reconocidos. «No nos la habíamos planteado nunca», reconoce Lavín. «Estamos muy satisfechos –añade Salvatierra–. Aunque fueras Robert Lepage, siempre querrías más. Además, somos una compañía sin un sello muy distintivo: no hacemos teatro corporal o de humor... Buscamos en muchos registros. No tenemos una etiqueta, como otras compañías, pero no me preocupa. Yo me siento en un momento efervescente. Estamos tomando decisiones correctas que nos motivan». Y puestos a tener un sello, Lavín apuesta por el de «teatro independiente. Nos sigue enamorando lo que hacemos. Y me interesa defenderlo, aunque tenemos abiertas las puertas del teatro privado o comercial: en estos años hemos podido sentarnos con muchos de los interlocutores para proponerles proyectos y nos han hecho sentirnos bien recibidos». También en el terreno público: en 2008, por ejemplo Lavín trabajó en un montaje para el CDN y en 2011, con Salvatierra, estrenó con la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Lo que hacen es muy variado:«Me gusta estar libre para enfrentarme a cosas muy distintas», explica Salvatierra. Pero admiten la existencia de dos denominadores comunes en sus montajes: por un lado, cuenta el autor, «una preocupación muy grande por la complicidad que pueda establecer el actor con el público, directamente, cuerpo a cuerpo, sin grandes escenografías». Meridional es eso que podría llamarse una compañía de actor y texto. Por otro lado, sigue el dramaturgo, «una forma de ver la vida que se transmite al teatro como tragicomedia: somos conscientes de la tragedia que vivimos, pero la única forma de enfrentarnos a ella es echándole humor y viendo la parte positiva. Esa mezcla está en todos nuestros espectáculos».
Lavín lo ve claro: «Tenemos la fortuna de mirar la vida con capacidad de reírnos de nosotros mismos y de lo que pasa alrededor, con mucho respeto y seriedad en el trabajo que hacemos. Yo lo disfruto cada vez más. He trabajado con otras compañías y al irme muchas veces me dicen: cómo vamos a echar de menos tu carcajada».
Otra característica de Meridional es que son una compañía de repertorio que no duda en mantener vivas sus obras: «Es algo que ha surgido sin buscarlo, de forma natural. Es normal cuando hay una estructura estable y unos espectáculos que por sus características permiten hacerlo». En algunos casos, se los seguían pidiendo, en otros los echaban de menos.
Este ciclo no está elegido al azar: «Tanto "Negra!"como "Calisto"nos acompañan desde hace tiempo y seguimos haciéndolas», cuenta Lavín. Y «Miguel Hernández», explica, «es un montaje que tenemos vivo todavía, está muy reciente porque lo hemos hecho el año pasado». La misma lógica les llevará en breve a retomar en breve, con nueva producción y actores, «Romeo».
En «Calisto», Lavín se mete en la piel del protagonista de «La Celestina», que, en un alarde de metateatralidad, repasa en solitario su existencia a lo largo de 500 años con humor y un despliegue de gestualidad. Y sin levantarse del asiento. «Es un espectáculo que nos gusta mucho porque es en el que nos encontramos Julio y yo. Lo hacemos todos los años, llevamos con él ya catorce y más de 400 funciones», explica el actor. «Negra!», un monólogo interpretado por la actriz Marina Seresesky, fue una colaboración con Amnistía Internacional al que han cogido cariño.
En cuanto al corazón del ciclo, «Una comedia americana contra la ansiedad», es en realidad una adaptación de «Kvetch», del autor, director y actor británico Steven Berkoff (Londres, 1937). «Es un Berkoff muy alocado –reconoce Salvatierra–. Es una adaptación ligera, se ha cambiado un poco el lenguaje, se ha quitado alguna escena, pero es Berkoff, con un desarrollo muy divertido e interesante». Meridional ha hecho viajar esta comedia familiar ambientada en la Inglaterra del «thatcherismo» a «una comedia televisiva de los años 70 en América». Mariano Llorente, que asume en Madrid el papel que en la gira ha hecho Iván Villanueva, Elvira Cuadrupani, que hará lo propio con el de Seresesky (que está ensayando «La piel en llamas»), y Xani Martín, que se turnará con Eugenio Villota, acompañan a Lavín en escena. Y ahí va otra seña de identidad: «No hay mayor alegría que tener que sustituir a uno de tus actores porque le ha salido un trabajo estupendo», dice Lavín. Al contrario que otros, siempre damos prioridad a eso. La gente que tenemos cerca lo comprende y, al final, es hoy por ti y mañana por mí».
El detalle
PROYECTOS AMBICIOSOS
Salvatierra (abajo) y Lavín tienen «proyectos ambiciosos» en mente. Para 2013 quieren estrenar un «Rey Lear». En los últimos años han comenzado además a pisar el terreno audiovisual: su cortometraje «El cortejo» ha ganado 150 premios en todo el mundo y el documental «Madres 0'15 el minuto» ganó una Biznaga de Plata en Málaga. La actriz Marina Seresesky es la que más ha impulsado este terreno: «Desde que se incorpora Marina en 1998, el audiovisual es una parte muy importante de la compañía», asegura Lavín. Como para decir lo contrario: están casados...
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