Barcelona
El Madrid descubre el toque
Dudar ahora de Cristiano Ronaldo sería un sacrilegio, además de injusto. Pero el día que faltó él, el Real Madrid descubrió el toque, sin que ambas cosas tengan que estar precisamente relacionadas, y el Racing pagó las consecuencias. Nada pudo hacer el equipo cántabro en una primera parte sublime del conjunto de José Mourinho
Sólo pudo correr y correr detrás de la pelota y apenas tocarla. Sólo pudo sufrir los pases de Özil, un jugador monumental cuando el físico le aguanta, y rendirse al desparpajo de Benzema, más liberado cuando sale de la posición de «9». El Racing sólo encajó dos goles de milagro, porque el Madrid tuvo muchas ocasiones e incluso estrelló los dos balones habituales en los postes. El primer tanto fue el paradigma del juego blanco: pim, pam, pim, pam y pum. Özil, Adebayor, Özil, Adebayor y gol. A toda velocidad, con precisión, a uno o dos toques.
El Madrid se marchó al vestuario satisfecho por el resultado y por el espectáculo, pero en la segunda parte volvió a su versión más frecuente. Cambió el juego asociativo por otro más vertical, sin pasar apenas por Xabi Alonso o Granero, el sustituto ayer del medio de contención (Lass o Khedira). El Madrid de Özil dio paso al de Di María. El argentino se mueve mejor en esas transiciones rápidas; en un partido loco es más protagonista. También el Racing encontró un respiro y marcó un gol e incluso falló un penalti lanzado ingenuamente por Pinillos, pero Benzema no tardó en anotar por segunda vez para establecer el 1-3 definitivo.
En el comienzo del Carnaval el Madrid se disfrazó de Barcelona y el Barcelona lo hizo en cierto sentido de Madrid, con un triunfo sufrido ante el Zaragoza. Ambos ganaron y la diferencia se mantiene donde estaba antes del fin de semana, en los siete puntos. La pelea entre los dos continúa. Quedan once capítulos. El próximo, Sevilla-Barça y Madrid-Hércules.
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