Croacia

El brazo ejecutor de la limpieza étnica

Radovan Karadzic trazó el plan para liquidar a los musulmanes de Bosnia, y Ratko Mladic lo ejecutó sin piedad desde 1992 a 1995 bajo la complicidad del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic.

La Razón
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Éste último murió en 2006 y Karadzic está en prisión desde 2008. Mladic, en cambio, ha sobrevivido 16 años esquivando la espada de la Justicia, protegido durante años por las autoridades serbias. Carl Bildt, el antiguo enviado especial de la ONU para Bosnia, denunció que la OTAN también hizo lo suyo al mirar para otro lado cuando Mladic se ponía a tiro con la excusa de no dinamitar la frágil paz que surgió tras el Acuerdo de Dayton que puso fin a la Guerra de Bosnia. El conocido como «Carnicero de Srebrenica» nació en un pueblo de Bosnia-Herzegovina en 1942 y se graduó en 1965 en la Academia Militar de Zemut (Belgrado), donde consiguió la más alta distinción y una singular pistola como obsequio al mejor de la promoción. En 1991, al comenzar la desintegración de Yugoslavia, era teniente coronel del Ejército federal. Pero su carrera cambiaría un año después, al estallar la guerra de Bosnia y convertirse en líder del Ejército serbobosnio. En poco tiempo conquistó el 70% del territorio y obtuvo el respeto de los soldados y de la población serbia de Bosnia, que le consideraba un especie de padre protector. Bajo su responsabilidad, la población civil bosnia sufrió torturas, violaciones y muertes indiscriminadas.

A menudo se le describe como un hombre con carisma y fanático, poseído por una sola idea, la de instaurar un Estado puro en Bosnia y Croacia. La periodista Slavenka Drakulic dice en su libro «No matarían ni una mosca» que Mladic es «brutal y arrogante, convencido de su propio genio militar», un ser «ascético, disciplinado, sin miedo a la primera línea del frente». Un general sin códigos. Horas antes de la masacre de Srebrenica entregaba caramelos a los niños musulmanes mientras les prometía una salida pacífica. En plena guerra civil, su hija Ana, de 23 años, se suicidó con la pistola que 30 años antes había recibido como premio. Drakulic sugiere que Ana se quitó la vida incapaz de soportar la presión por el siniestro oficio del padre. Tras la guerra, Mladic no se apartó de la vida pública. Se le veía en restaurantes y se dedicaba a la caza y al cuidado de su jardín mientras cobraba del Ejército. En 2001, tras la caída de Milosevic, perdió la protección y se borró del mapa, aunque varios testimonios le situaban en Lazarevo, el pueblo de la Vojvodina donde finalmente el cazador ha sido cazado.