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Amnistía camuflada por Carmen Gurruchaga

La Razón
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Hoy se celebra el día internacional de los Derechos Humanos y los presos de ETA pretenden utilizarlo para pedir de forma conjunta su traslado a cárceles vascas, apelando al derecho de los reclusos a cumplir su condena en la cárcel más próxima a su domicilio. La banda sabe que la política penitenciaria forma parte de la antiterrorista y es consciente de que la que pondrá en práctica el PP no será la misma que la del PSOE. Por eso trata de utilizar el cambio de Gobierno, para que Rajoy se encuentre con hechos consumados, de suerte que el coste político de dar marcha atrás sea superior al de dejar las cosas como están. Los terroristas han sido encarcelados tras ser condenados judicialmente por la comisión de delitos tipificados en el Código Penal. Pero sus abogados han hallado «agujeros» legales para que algunos de ellos puedan colar su petición de puesta en libertad condicional de manera individual. Lo harán quienes han cumplido tres cuartas partes de la condena, los que dicen estar gravemente enfermos o los que siguen en prisión por aplicación de la doctrina Parot. Queda claro que ETA sigue el camino de una amnistía camuflada para conseguir la salida de los presos, que en ningún caso pasa por el arrepentimiento como fórmula para obtener esos beneficios, ni por la petición de perdón a las víctimas. Tampoco por la entrega de las armas como muestra de su intención de disolverse y ahí están los 11 «zulos» hallados en Francia y España. Muy al contrario, vuelven a las tácticas habituales, consistentes en organizar movilizaciones, acciones de protesta o expulsar del colectivo de presos a los que, «motu proprio», inicien acciones para ser excarcelados.