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Agua y campos

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Agua y camposlarazon

n los últimos días he tenido ocasión de viajar por los cuatro puntos cardinales del país: Cantabria en el Norte, Valencia en el Este, Córdoba y Sevilla en el Sur, y Extremadura en el Oeste. Y en todos esos ámbitos (bastante menos en la parte de Santander), he podido verificar, y bien que lo siento, que las previsiones que hice en esta columna de "Planeta Tierra"el 16 de octubre de 2011, en un artículo titulado «Ariditas habemus», están cumpliéndose dramáticamente: tenemos una sequía muy fuerte, en un campo ya muy zaherido por las malas políticas y las peores coyunturas. Aquel artículo de octubre lo concluía con estas palabras: «En cualquier caso está claro que necesitamos un nuevo Plan de Obras Hidráulicas; y de una Agencia del Estado para el Agua, a fin de gestionar mejor las disponibilidades hídricas… para seguir luchando contra las sequías…». Ítem más, también en esta columna, hice referencia al indicador de la renta agraria para 2011 en España. Concretamente, en mi artículo «Los frutos de la tierra"» (8.I.2012), pronostiqué que la renta agraria podría caer un 3 por 100, siguiendo la tendencia declinante del año anterior. Ahora, y con los datos oficiales en la mano, el dato es aún peor: el 4 por 100 en menos. Y ello porque –recuerdo lo que escribí en enero–: «el sector agrario permaneció en el semiolvido en los últimos siete años, con un gobierno [del PSOE] que incluso desmanteló el Ministerio de Agricultura, ahora recuperado. Departamento del que se esperan cambios fundamentales para evitar la amargura de quienes nos proveen de los frutos de la tierra». En resumen, agua y campos siguen siendo temas a considerar entre los más importantes de la nación, en contra de lo que sucede a la mayoría de los urbanitas desagrarizados… y desagradecidos.