Londres

The Killers pastores del rock

La banda de Las Vegas publica esta semana «Battle Born», su cuarto álbum, tras arrasar este fin de semana en el Dcode en Madrid

The Killers, pastores del rock
The Killers, pastores del rocklarazon

Llevaban cuatro años sin sacar disco. Anunciaron que, como banda, se iban a dar un descanso. Tras publicar el éxitos «Day & Age», The Killers se separaron temporamente, merced a los dos tipos de personalidades que se dan en la banda. De un lado, Dave Keuning y Mark Stoermer necesitaban un descanso. «Ellos querían tiempo libre. Necesitaban cargar baterías», explica Ronnie Vanucci, batería de la formación, uno de los motores creativos de la banda, y también el equilibrio de egos con Brandon Flowers, el que siempre acapara los focos. Este fin de semana presentaron en Madrid –única fecha en España– algunas canciones de su nuevo álbum, «Battle Born», que se publica esta semana, ante 20.000 personas.

Lo primero que hicieron Vanucci y Flowers tras la separación fue iniciar proyectos nuevos; Flowers, en solitario, y Vanucci, con nueva banda, Big Talk. «El segundo día parado ya empecé a rascar la pared, no soy capaz de estar sin hacer nada», dice Vanucci. El momento de volver llegó solo, cuando la banda se reunió para dar algunos conciertos. «Teníamos muchas ganas de volver, y estamos en esto más comprometidos que nunca», asegura.

Así empezó el proceso de grabación hace nada menos que dos años. «Hemos tenido hasta cinco productores distintos, por culpa nuestra. Siempre esperamos hasta el último momento para llamar, y todo el mundo tenía la agenda cerrada. Nos decían: ‘‘Bueno, el disco entero no puedo producirlo, pero un par de canciones...''. Te puedes imaginar que nuestro miedo era hacer un disco incoherente». Así fueron saliendo canciones y el proceso ha supuesto, según Vanucci, un reencuentro con el espíritu de la banda. «Hemos tenido que volvernos a hacer las grandes preguntas. ¿Qué sentido tiene esto? ¿Para qué hacemos música? Y la verdad es que fue un momento opresivo pero valió la pena hacer esa reflexión. ¿Sabes para qué hacemos música? Porque queremos llegar a una jodida multitud». Dicen de ellos que son la última esperanza del rock de estadios y el sábado lo demostraron en el Dcode madrileño, que en su primera jornada reunió a 14.000 personas y al que el sábado, con el reclamo de la banda estadounidense, se sumaron 6.000 más.

Vanucci mastica un regaliz en el backstage del festival Dcode, al que pusieron broche final con un solvente directo de dos horas en el que no faltó ni uno sólo de sus himnos y en el que Brandon Flowers hizo una demostración de carisma. «Day & Age», su anterior álbum, supuso un giro notable en términos del sonido de la banda. «Sí. En alguna cosas fue algo externo al grupo, nos ayudaron a probar y descubrir, y la verdad es que nos lo pasamos muy bien y seguimos creyendo en esas canciones, pero... no eran para nada las características de The Killers. hora nos hemos centrado en volver a ser nosotros», explica Vanucci. «Hemos descubierto que podemos tener cinco productores opinando sobre nuestras canciones y seguir siendo nosotros. Hay cosas de cada uno de ellos en el álbum». ¿Cómo toman decisiones? ¿Hay problema de egos en el grupo? «Somos una democracia. Votamos, y la mayoría decide», asegura el batería del grupo, sin despejar del todo las dudas pero sin tomarse mal la pregunta. «Este ha sido nuestro disco más difícil. Cada uno lo es. Tienes que redimirte, mejorarte, yo sigo intentándolo todos los días», dice Vanucci, que no es un mormón como Brandon Flowers pero que por un momento se envuelve de misticismo y lo parece. «En el grupo somos cuatro personas muy diferentes entre sí», aclara.

Todo discurrió como cabía esperar, sin riesgos. The Killers, seguros de sí mismos y de su estilo. Confiados en un repertorio infalible para incondicionales que llevaban desde primera hora de la tarde ocupando la parte delantera del escenario, esperando su actuación. Flowers salió al escenario. «¡Qué pasa Madrid! Somos The Killers y vamos a por todas», clamó en castellano.

Messi y Cibeles
Llegaron al recinto del Festival sobre las nueve y media de la noche. Estaban contentos, y se les notaba un poco cansados. Llevaban todo el día por Madrid. «El vuelo de anteayer fue terrible. Veníamos de Londres con muchísimo retraso», cuenta Vanucci. La banda dedicó el día a ver el partido del Getafe-Barcelona en el estadio de los azulones y, después, a visitar la sede del ayuntamiento de Madrid en la Plaza de Cibeles, en cuya azotea cenaron. «Nos encanta Madrid, tío. Siempre lo pasamos bien».