Ciencias humanas

Un estudio cuestiona el mito de los yogures «bio»

 Los yogures probióticos se han hecho populares porque se cree que la bacteria que contienen posee efectos digestivos beneficios, pero según un estudio publicado hoy no está clara su influencia.

Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis han analizado los beneficios en ratones y humanos de comer un yogur al día, y los resultados aparecen recogidos en la revista especializada Science Translational Medicine.

El equipo, dirigido por Jeffrey Gordon, director del Center for Genome Sciences & Systems Biology de la Universidad de Washington en St. Louis, analizó la comunidad de microbios que viven de forma natural en el intestino y ayudan a descomponer los alimentos que el cuerpo no puede digerir por sí mismo.

Los investigadores analizaron la composición bacteriana y patrones específicos de expresión genética de las comunidades microbianas del intestino humano y de los ratones antes, durante y después del consumo de una marca determinada de yogur durante cuatro meses.

Tras analizar los datos, el equipo constató que, tanto en el caso de los humanos como en el de los ratones, el consumo de yogur no cambió la especie y contenido genético de las comunidades microbianas intestinales.

No obstante, al profundizar en el análisis de la expresión genética bacteriana intestinal y de unas sustancias llamadas metabolitos en la orina de los ratones, los científicos vieron que el consumo de yogur incitó cambios en los marcadores metabólicos, especialmente en aquellos relacionados con el procesamiento de los carbohidratos.

El estudio concluye que, aunque aún no queda claro si comer un yogur es una medida buena para la salud, los resultados muestran que los alimentos probióticos o bio podrían cambiar los microbiomas intestinales de alguna manera más sutil y compleja que requiere mayor investigación.

La Organización Mundial para la Salud considera que los probióticos son "microorganismos vivos que cuando se suministran en cantidades adecuadas promueven beneficios en la salud"del organismo anfitrión.

Los probióticos pueden administrarse como aditivos en un alimento y permanecen activos en el intestino y ejerciendo importantes efectos fisiológicos, y se cree que ingeridos en determinadas cantidades pueden contribuir al equilibrio de la flora bacteriana intestinal y potenciar el sistema inmunológico.