Champions League

F.C. Barcelona

«One ticket para la Final 700 euros por anfiteatro»

Los aficionados italianos y alemanes comenzaron a teñir la ciudad con los colores de sus equipos. 

«¿¿One ticket¿¿ para la Final? 700 euros por anfiteatro»
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MADRID- Azules y rojos, alemanes e italianos comenzaron a tomar ayer las calles de Madrid para asistir esta noche a la final de la «Champions League» en el Santiago Bernabéu. La «colonización» comenzó desde bien entrada la mañana, sobre todo por el centro de la ciudad, mientras que en los alrededores del estadio la población era más autóctona. Horas antes de que los hinchas cambiasen la Plaza Mayor por la de Lima, los reventas ya se repartían las esquinas.

 

El exterior del escenario donde se batirán el Inter de Milán y el Bayern de Múnich, parecía ayer un zoco donde los turistas pululaban entre decenas de «mercaderes» dispuestos a vender todo tipo de «merchandising» del partido y, sobre todo, entradas. No hacía falta estar muy atento para encontrar cada pocos pasos a un espabilado ofreciendo una entrada o «one ticket». Españoles, y también muchos italianos, regateaban sin demasiado pudor frente a las taquillas.

 

El precio rondaba los 700 euros por una entrada e incluso 1000, por dos. Eso sí, en el tercer anfiteatro y en la zona «neutral», ni italiana ni alemana. Otros menos ambiciosos ofrecían acceso a los palcos por 1.200 euros. «Mucho ojo que de Milán han traído muchas entradas falsas», advertía un aficionado del Inter que, por su cuenta, también intentaba encontrar un ticket para poder ver el partido. «Me han ofrecido una por mil euros», aseguraba.

 

Además de seguidores de azul y de rojo con bolsas llenas de camisetas, bufandas y banderolas de la «Champions», el entorno del Bernabéu era otra cosa menos evidente: dinero. Tiendas oficiales y menos oficiales, buscavidas y puestos de helados se frotaban las manos con los turistas futboleros. Es más, muchos hoteles, bares y restaurantes han aprovechado el magnetismo de la final para remontar un poco la crisis económica.

 

Por ejemplo, los quioscos de la zona confiaban en tener un buen día de ventas, a cambio de subir los precios ligeramente, «sobre todo el agua, que es lo que más se necesita para combatir el calor», comentaba Adrián desde su puesto en el Paseo de la Castellana. En cambio, desde su quiosco de Concha Espina, Nelly aseguraba que «con la crisis, no podemos subir los precios, se irían sin comprar».

 

Javier, propietario de otro restaurante en los aledaños de la Torre Picasso afirmaba que iba a «pedir un grifo extra de cerveza», aprovechando que en la «fan zone» –las áreas reservadas para los hinchas en la Torre Picasso y el Parque de Berlín– no dejan vender alcohol. Eso sí, los precios también serán un poco más elevados que un día normal, «los subiremos medio euro», aunque si fuera un equipo español el que estuviera en la final «no lo haríamos».

 

Pequeñas triquiñuelas que, aun así, no apartan a los hosteleros de su vocación de entretener a los espectadores de la final. Así lo aseguró Alfonso, dueño de un establecimiento situado enfrente del estadio, que comentaba que si bien los restaurantes del entorno del Bernabéu no han preparado ningún menú especial, los aficionados «lo hemos enfocado todo un poco hacia ellos».

 

Mientras los comerciantes «calentaban» con los primeros centenares de hinchas que se acercaban a la zona del estadio. Los aludidos disfrutaban con todo lo relacionado con el estadio y el partido, aunque algún despistado buscaba todavía alojamiento o su «fan zone» correspondiente, indicde adas con pegatinas en el suelo desde los respectivos aparcamientos para los autobuses alemanes e italianos. En la sala de trofeos del Real Madrid, en los escaparates de la Champions e, incluso, haciendo fotos a través de las rejas de las puertas del Santiago Bernabéu la ventanita de césped que se podía ver.

 

Uno de los primeros jolgorios del encuentro tuvo lugar cuando llegaron a una de las entradas decenas de chicas que serán las azafatas para la ocasión. Pero el foco de atención en escotes y minifaldas cambió radicalmente en cuanto sonaron las sirenas que anunciaban la llegada del Bayern de Múnich. Mientras los bávaros se enardecían con sus jugadores, los lombardos lanzaron los primeros pitos del partido.

 

El truco de la cerveza sin alcoholLas aficiones del Inter y del Milán vivieron de manera muy diferente la jornada de ayer en sus respectivas «fan zones». Mientras los italianos prefirieron hacer turismo y simplemente recabar información en la plaza de Picasso, los alemanes se establecieron en el cómodo césped del parque de Berlín donde tenían a su disposición varios futbolines y distintas atracciones. Otra cosa que distinguió a los bávaros de los seguidores del Inter fue que, mientras éstos se bebían la cerveza sin alcohol sin apenas notarlo, los alemanes la rechazaron en cuanto descubrieron el truco. Sería porque los camareros de Picasso se «hacían los locos» cuando les preguntaban por la bebida.