Barcelona
Cacicada habemus
Dirán lo que quieran, pero sólo el presidente de la Federación Española de Tenis sabe cuál es la razón oculta para invalidar a Valencia como sede de la final de la Copa Davis. Más causa había para anular la candidatura de Sevilla, cuya instalación de la Cartuja ni siquiera está cubierta ni nadie sabe cómo se salvará esa exigencia ineludible de la Internacional tenística.
Ante semejante oscurantismo, mi amigo Rogelio no descartaba ayer que finalmente Barcelona y su Palau Sant Jordi sean los favorecidos, después de la cacicada de eliminar a Valencia, a la que apoyaba la mayoría de quienes tienen los votos para decidir en la Federación, y la imposibilidad de que la capital hispalense presente una instalación cubierta.
Lo cierto es que la Federación no ha estado acertada en el fondo ni en la forma, aunque eso es habitual en estos organismos.
Dicho esto, parece que tanto la Generalitat como el Ayuntamiento podían haber hecho algo más que poner su buena voluntad. Lo siento por Valencia y por José Emilio Cervera, presidente de la Federación valenciana, que ha trabajado sin desmayo y no merecía este final. Así es la vida.
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