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Boston

Muere la música disco

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Fue una mujer incansable. Hasta los últimos días de vida estuvo trabajando en la creación de un nuevo disco durante los ratos en los que su enfermedad se lo permitía. Pero, ayer, a los 63 años, perdió su batalla más dura contra el cáncer de pulmón que le diagnosticaron hace unos años. Vivió desde entonces alejada de los focos, en Florida, y rodeada de su familia; tanto es así que pocos sabían que su estado de salud había empeorado en las últimas semanas. «Esta mañana hemos perdido a Donna Summer Sudano, una mujer con muchas dotes y, la mayor de ellas, su fe. Nosotros lloramos su muerte, pero estamos en paz y celebramos su extraordinaria vida y su legado permanente», dijeron sus familiares en un comunicado que difundieron a los medios de comunicación.

Con ella desaparece el espíritu disco que inundó las discotecas de los años 70, con éxitos que todavía hoy desatan la euforia del público como «Last dance», «Hot Stuff» o «Bad Girls». Pero su trabajo fue reconocido más allá de las pistas de baile: superó los 130 millones de discos vendido en todo el mundo, ganó cinco premios Grammy y podía presumir de haber conseguido una veintena de discos de oro. A pesar de nacer en Boston y comenzar su carrera en el coro gospel de la iglesia de su barrio, el primer éxito lo cosechó en Alemania, donde participó en el musical «Hair». A partir de ese momento, Europa la acogió con los brazos abiertos. No encontró su sitio entre el público estadounidense hasta que salió a la luz «Love to love you baby». Este tema la colocó en el segundo puesto de la prestigiosa lista «Billboard» y a raíz de este éxito comenzó a forjarse el título de «la reina de la música disco».

Guerra abierta
Madre de tres hijos y casada en segundas nupcias con el también cantante Bruce Sudano, su vida no estuvo exenta de polémica. Los triunfos estuvieron acompañados de los excesos y de una fuerte adicción a varios medicamentos que la mantuvieron alejada de los escenarios largas temporadas. Además, vivió una sorprendente guerra abierta contra los homosexuales a raíz de un comentario que realizó sobre el sida: «Es un castigo divino por sus comportamientos sexuales». Unas palabras poco acertadas hacia un público que la acompañó desde el inicio de su trayectoria y que hizo de su música una bandera que todavía hoy les acompaña.

 

«Last Dance», el himno de las discotecas
Fue su éxito más sonado y durante décadas llenó las pistas de las discotecas de todo el planeta. En 1979, año que la capital vivía su particular Movida madrileña y a los escenarios saltaban las bandas de pop nacionales, la voz de Donna Summer se colaba en la cabina de los dj, sobre todo, cuando se hizo con el Oscar a la mejor canción de una película, sin duda lo mejor de la cinta, «¡Por fin es viernes!».