Portugal

El algodón sí engaña

El algodón sí engaña
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¿Se acuerdan de aquel eslogan de «el algodón no engaña»? Pues lo cierto es que «el algodón no es blanco. De hecho, el blanco es el color más contaminante, ya que para obtener ese color en los tejidos han tenido que utilizar lejías y cloratos para blanquear el algodón», explica Santi Mallorquí, gerente administrador de Fox Fibre Colorganic, empresa catalana con fábrica en Portugal que vende prendas y tejidos a metros de algodón orgánico y ecológico certificados por Global Organic Textile Standard (GOTS). Este sello, que avala la condición orgánica de los productos textiles (desde la recolección de las materias primas, pasando por una fabricación social y medioambientalmente responsable, hasta el etiquetado), certifica a su vez que el producto está libre de químicos. De hecho, hasta los acabados de las prendas Fox Fibre Colorganic no tienen químicos.


Trabajan con una paleta de tres colores: crudo, verde y marrón, obtenidos los dos últimos mediante una polinización cruzada. Es decir, colores conseguidos sin modificaciones genéticas y sin necesidad de tintes. Algo poco frecuente. «El 95 por ciento del algodón que se consume en el mundo se produce con semillas modificadas genéticamente. Y menos del uno por ciento de todo el consumo de algodón es orgánico», precisa Mallorquí.


El estar libres de tintes les da dos ventajas. La primera: obtienen «una suavidad similar que con químicos al no tener que teñir la prenda. La segunda: el color no se deteriora con los lavados, sino que nuestros colores verde y marrón ganan tonalidad. A partir de 20 lavados se consiguen tonos más oscurecidos», afirma Mallorquí, que asegura que su tejido «se encoge lo mismo que el algodón convencional». «Si bien –reconoce– las fibras acrílicas se encogen mucho menos que el algodón 100%, si es orgánico aún más al no llevar ninguna substancia que altere el comportamiento del algodón puro con el agua». Y explica que «con cierta técnica de vapor, planxa, se recupera en gran medida su tamaño original».


La desventaja, el precio algo más elevado, ya que «el coste del algodón orgánico es hasta un 400 por ciento más caro que el convencional, sobre todo por la poca oferta», dice el gerente de esta empresa que, con más de 20 años de experiencia en el sector del algodón orgánico, se ha renovado. «Estamos impulsando la compañía en nuevos mercados, vendemos tejido a metros y ofrecemos la posibilidad de adquirir nuestro tejido no sólo a mayoristas y minoristas, sino que ahora también ofrecemos a las empresas la posibilidad de diseñar tejidos para un proyecto específico que lleven su marca». Un buen momento para renovarse, ya que su público no son sólo personas con eczemas, alergias de piel o patologías severas como sensibilidad química múltiple, sino que el ciudadano cada vez más concienciado busca este tipo de productos respetuosos con el medio ambiente, sobre todo si dan sensación de bienestar. «Los tejidos orgánicos no son sólo para personas con alergias, ya que no curan, sino que dan sensación de confort y calidez. Una sábana de algodón orgánico libre de tintes y de químicos no se enfría, haga la prueba», concluye Mallorquí.