Andalucía
Dieciocho hoyos y un palo
La Junta acaba de descubrir que la forma más rápida y eficiente de salir de un hoyo es seguir cavando más profundo. De hecho, y para ser precisos, lo fetén y conveniente es cavar 18 hoyos, porque eso nos asegura el porvenir y nos mete de lleno en la Champions de la cosa ésa de cavarlos, que al parecer se disputa entre superpotencias como Marruecos, Argelia, Portugal y Turquía, países todos ellos que descartaron en su día otras formas menos magras de progreso. Nosotros ya hemos entrado a los puestos de cabeza con la reciente aprobación del llamado «decreto del golf», que permite pasarse encadenadamente por cada uno de esos dieciocho hoyos las restricciones urbanísticas que la propia Junta había aprobado para impedir la especulación inmobiliaria. La teoría es tan peregrina como arbitraria, pues consiste en suponer que donde hay un campo de golf habrá mucha riqueza y que eso nos obliga a seguir explotando el modelo económico que tantas alegrías nos ha traído en el pasado, como es el de construir casas y levantar montes que, a fin de cuentas, es de lo que se trata. O lo que es lo mismo, seguir construyendo a lo alto y a lo ancho pero esta vez justificado en la necesidad de cavar un poco hacia abajo, siempre que se cumplan las circunstancias que a su vez determina el decreto y que, a la sazón, son fundamentales para la economía, como que los campos de golf tengan 18 hoyos y no menos de 70 hectáreas. Lo que cambia, por tanto, no es el modelo económico que Andalucía ha venido explotando de manera lamentable en los últimos años, sino la justificación del modelo para que simplemente sigamos sin entender que no son ninguna industria los tabiques que delimitan una construcción sino lo que dentro de ellos empieza a funcionar en beneficio de la economía.En la actualidad Andalucía tiene más de 100 campos de golf, lo que constituye más del 25 por ciento de los que existen en España, pero pareciéndonos insuficientes y verificado el nivel de progreso que nos han traído, hemos decidido construir más. Cada andaluz tendrá por nacimiento, a partir de ahora, como poco dos alternativas para que sus hijos puedan decir adiós a la miseria: dedicarse como locos a construir campos de golf o ponerse a practicarlo. De ahí a disponer de una región de ensueño va un solo paso porque muy pronto Andalucía dejará de tener ocho provincias y se convertirá en un hermoso campo de 18 hoyos. Lo más parecido al paraíso y a estar en Champions.
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