Cataluña
Toros sí
A golpe de prohibición al taurino se le ha quedado el ánimo acomplejado. Ahora, parece que hay que medir el foro para soltar la liebre de la fiebre por los toros. Hace años que sufrimos el acoso. Político, social y animalista. Desvirtuado en muchos casos. Empezó siendo sibilino, como la prohibición catalana de la entrada de los menores a las plazas. Quitar la afición de raíz. ¿Cómo creen que nos aficionamos todos? En la niñez, cuando se fragua la mayoría de lo importante. Tan frágil nos pilló el tema, que la aberración nacionalista catalana acabó por llevarse de un plumazo la historia taurina de la ciudad con la prohibición. Adiós a las libertades, al patrimonio cultural, artístico e histórico. Del mismo corazón catalán, a través de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, ha nacido el importante proyecto de crear una Iniciativa Legislativa Popular a nivel nacional para que la Fiesta sea declarada Bien de Interés Cultural, y quede así protegida y blindada. Nunca antes nos hemos visto en éstas. 500.000 firmas es lo mínimo que exige el Congreso de los Diputados para aceptar la iniciativa a trámite. Mucho más se espera de la afición. Es la hora de afinar el talento, de rogar a los mediocres que se quiten del medio, y que la afición se movilice. El toreo, por su historia, su contenido ético, cultural y estético necesita de una armadura que vele por su interés.
Mientras tanto, RTVE, la televisión que todos sufragamos, catalogará al espectáculo en «animales con violencia», a pesar de que un estudio avala que la Fiesta no afecta a los niños. Y entre cosas así, el miedo de que un día cualquiera, algún «Parlament» robe otra parcela de una Fiesta que vende en España alrededor de 40 millones de entradas al año. Por algo será. Esta vez, la pelota está en nuestro tejado. Firmar y buscar firmas es el objetivo claro.
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