Teatro

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«Los negros»: Narros a pesar de todo

Autor: J. Genet. Adaptación: J. caño Arecha. Dir.: M. Narros. Escenografía: A. D'Odorico. Vestuario: P. Delgado. Reparto: B. Boiuka, O. Candela, C. Coelho, D'Noé, C. Mangue, P. Mitongo, E. Prince, J. Rope, L. Simeón, I. Vidjrakou. T. del Canal. Madrid.

Una escena de «Los negros»
Una escena de «Los negros»larazon

Vaya por delante esta inmolación antes de que los eruditos me lapiden: no me entusiasma «Los negros». Quizá el único problema de este sobresaliente montaje de Miguel Narros, que reconcilia a la escena madrileña con el talento de un grandísimo director algo diluido en los últimos años, sea el propio Jean Genet. En 1959 debió de ser un texto revolucionario, una herida abierta en las carnes de una Francia que empezaba a recibir el flujo migratorio sin asumirlo. El «outsider» Genet, heredero de Jarry e Ionesco, dinamita lo bienpensante: los negros son él mismo, parias e intocables, y en este ceremonial que es teatro y juicio, Genet da rienda suelta a su rabia contra el «establishment», representado en una mascarada con las fuerzas vivas de Occidente. El problema es que hoy el texto pesa como una losa y los metalenguajes ya aportan poco. Es difícil conectar con un mecanismo dramático cuyo vanguardismo lo hace caduco.

Por fortuna, un veterano como Narros pone toda la carne en el asador con un montaje vibrante, mágico, puro ceremonial y comunión entre actores e ideas. La apuesta por un reparto de actores negros es la clave: la entrega a los ideales supone un extra de implicación. En esta república imaginaria que es a la vez juzgado y escenario –se juzga un asesinato, pero hasta el final no sabremos si estamos en una función, en un sueño o en una pesadilla– hay ecos de África, de Nueva Orleans, del Caribe y de la Europa decadente. Narros lo capta todo con maestría –con un magnífico vestuario y una escenografía funcional hecha en tarimas–, y rostros, cuerpos y voces que funcionan como un engranaje en un trabajo coral que cautiva. Entre ellas, y a pesar de su acento extranjero, el maestro de ceremonias, Archibald, de Elton Prince; el brillante Village de Boré Bouika; las arrabaleras Felicité y Bobó de D'Noé y Carmen Mangue; la dulzura sensual de Jennifer Rope en la virtuosa Vertu; y, claro, el soberbio trabajo de «comedia dell arte» del coro de poderosos, con Claudia Coelho, Ovono Candela e Isaac Vidjrakou.