Noruega
Noruega llora a sus jóvenes hijos asesinados
Fueron miles las personas que ayer se congregaron a las afueras de la catedral de Oslo, donde se celebró un emotivo y austero funeral por las víctimas del doble atentado que el viernes trastocó por completo la vida de los noruegos.
Alrededor del templo, situado en el centro de la capital y a escasos metros del barrio gubernamental sacudido por el coche bomba que mató a siete personas, centenares de velas, flores y fotos eran depositados en señal de duelo. Mientras, en el interior, se celebraba un servicio religioso al que asistieron, entre otros, los reyes de Noruega, Harald y Sonia, y la princesa Marta Luisa quienes antes habían viajado a Sundvollen, al noroeste de Oslo, para dar el pésame a todos los familiares de las víctimas.
El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, acudió acompañando de Eskil Pedersen, líder de las juventudes laboristas y compañero de muchos de los 86 jóvenes asesinados el viernes. «Ahora somos un país de luto al lado de los familiares de las víctimas», aseguró el jefe de Gobierno.
A pesar de su dureza, los actos se han llevado a cabo con una tranquilidad que, por otra parte, caracteriza a la sociedad noruega, siempre correcta y ordenada. También contribuyó el inusual despliegue de las Fuerzas de Seguridad, presentes en prácticamente toda la ciudad. Aun así, muchos eran los presentes que no pudieron contener los sollozos que de vez en cuando interrumpían el denso silencio reinante.
Especialmente conmovidos estaban los supervivientes de la masacre de la isla de Utoeya –los jóvenes que estaba en el campamento de las juventudes socialdemócratas y que milagrosamente pudieron salvarse del salvaje tiroteo– y los familiares, amigos y conocidos de las víctimas, todos con una terrible historia que contar.
«He venido aquí porque una de mis alumnas, una fantástica activista política de 21 años a la que yo conocía bien, murió asesinada en Utoeya», explicó el profesor de la Universidad de Oslo Mads Andenas, que guardaba su turno en la fila de acceso al templo. Su sobrina también estaba en el campamento, pero logró salir de ella con vida.
Desde el Vaticano, el Papa Benedicto XVI rezó por las víctimas en el transcurso de su homilía dominical y lanzó un llamamiento «cargado de pesar» para que la humanidad abandone «la lógica del mal». «Por desgracia y una vez más llegan noticias de muerte y violencia», declaró el Santo Padre, que empleó la historia del rey Salomón, cuyo ejemplo «se aplica a todo el mundo», para recordar que «la conciencia moral presupone la capacidad de escuchar a la voz de la verdad».
Con balas prohibidas en las guerras
Breivik usó un tipo de munición especial, prohibida en las guerras, para causar la mayor matanza posible. En una entrevista al diario «VG», el cirujano jefe del hospital Ringerike, Colin Poole, que ha tratado a 16 heridos en el tiroteo de Utoeya, asegura que el agresor empleó las denominadas balas expansivas o «dum-dum», que tienen los extremos huecos para que el núcleo se fragmente en el impacto. «Esas balas más o menos explotaban dentro del cuerpo de las víctimas. Las heridas internas que tenían eran absolutamente terribles», explicó el cirujano.
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