Pekín
El Pacífico
Nos pongamos como nos pongamos, el eje del mundo, que hasta ahora giraba en torno al Océano Atlántico, se está desplazando hacia el Pacífico. Y es un hecho de una indudable transcendencia. Los últimos siglos han venido marcados por el dominio y control en las relaciones internacionales por las naciones de la Europa del Oeste y Central (el Reino Unido, Francia y Alemania, entre otras) y de los EEUU, especialmente su Costa Este. Desde hace unos años han cobrado una gran importancia como actores en la escena mundial, tanto China como la costa del Pacífico de Estados Unidos, Canadá y otros países de América. Desde el final de la II Guerra Mundial, y salvados los recelos provocados por este conflicto bélico, se han intensificado las relaciones de todo tipo, políticas, económicas y sociales entre las naciones de ambas orillas. El cambio ha sido especialmente intenso en los últimos años, una vez que las autoridades de Pekín decidieron abrirse al mundo, y este país se ha convertido en una potencia económica y comercial de primer orden, exportando de todo a unos costes muy bajos, y configurándose como un mercado muy apetecible para muchos que pretenden entrar allí. Muy cerca de China están la India y las naciones llamadas «cinco tigres», que también han contribuido al desplazamiento del eje del poder internacional, sin olvidar por supuesto a Japón. Por mucho que todos ellos se hayan abierto a la llamada civilización occidental, esta última no es la suya. Sus usos, costumbres y formas de entender la vida siguen siendo muy diferentes a pesar de la globalización. La conclusión de todo ello es evidente: la llamada civilización occidental está perdiendo peso e influencia. ¿Somos conscientes de ello?
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