Irlanda

La figura del Mundial por María José NAVARRO

La Razón
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Mientras Francia hacía el ridículo en el Mundial, mi grupete del fútbol pensaba en Irlanda. Mano sobre mano por la mano de Henry, nos acordábamos de la camiseta verde y de todas esas cosas universales que transmite y nos sentíamos un poco huérfanos. No huérfanos de selección propia, no, que para eso está la nuestra, sino huérfanos de ese cariño que se le tiene siempre a otra, aunque no tengas ni raíces, ni sangre, ni nada que no sea un romanticismo estúpido que, sin embargo, te gustaría que tus hijos copiaran para moverse en la vida. Se confía una entonces a las figuras, a los jugadores que supuestamente deben destacar y resulta que no destaca ninguno. Ninguno de los en teoría favoritos. Ni siquiera Xavi, aunque tiempo habrá, cuando todo acabe, de contar el por qué. Me lo callo ahora porque no es el momento, y porque me morderé la lengua si le veo de nuevo en su sitio. Así que se queda una a ver el Alemania-Inglaterra esperando que Rooney sea Rooney o que Gerrard sea lo que se supone que es Gerrard en el Liverpool, y resulta que Inglaterra se vuelve a casa. Y entonces te das cuenta de que con ella se irá Beckham, seguramente la figura del Mundial. Casi de segundo entrenador del mismo que le sentó en la grada del Bernabéu y que tuvo que claudicar ante su raza y sus ganas, no ha perdido en ningún instante una actitud comprometida, elegante e implicada que le ha faltado a algunos de sus compañeros. Beckham ha sido la imagen impecable de siempre, pero encima ha sufrido, ha entendido el descoloque de su tropa y no ha escondido la carita. No se le puede pedir más a este inglés de clase media-baja que aporta clase a todo lo que toca.