Estreno

CRÍTICA DE CINE / «Tiburón 3D: la presa»: Bocadito inofensivo

Dirección: David R. Ellis. Guión: Will Hayes y Jesse Studenberg. Intérpretes: Sara Paxton, Dustin Milligan, Chris Carmack, Katharine McPhee. EE UU, 2011. Duración: 91 minutos. Terror.

«Tiburón 3D: la presa» carece del sentido del humor necesario para que sus delirios sean tomados en serio
«Tiburón 3D: la presa» carece del sentido del humor necesario para que sus delirios sean tomados en seriolarazon

La filmografía de David R.Ellis no es del todo desdeñable. Al menos cuenta con dos títulos destacables: la digna secuela «Destino final» y «Serpientes en el avión», que convertía en víctima de una hilarante anaconda digital a la mismísima Pataky. «Tiburón 3D: la presa» se entrega a un juego de incongruencias similar al de aquella joya del «trash»: si la lógica hace que los sustantivos «serpiente» y «avión» se excluyan, lo mismo ocurre con «tiburón» y «lago», por mucho que éste sea de agua salada.

La película empieza con un torpe homenaje al «Tiburón». de Spielberg. Los parecidos se terminan aquí, porque la trama deriva hacia los dominios del cine de terror adolescente. Un grupo de universitarios deciden pasar el fin de semana en una isla, entregados al placer de los deportes acuáticos y el amor libre. Los tiburones campan a sus anchas por el lago, aunque no son el mayor peligro que acecha a la pandilla: un exnovio vengativo y su amigo paleto son peores que los escualos.

La delirante explicación de por qué hay tiburones en el lago desvía a la película de los acostumbrados miedos líquidos hacia el paraíso del «torture porn». De hecho, la cinta intenta criticar con cara de palo la era de la hiperrealidad en que estamos inmersos. Ese es su gran problema: si «Serpientes en el avión» era una serie Z que no se avergonzaba de serlo, «Tiburón 3D: la presa» carece del sentido del humor necesario para que sus delirios sean tomados en serio. Si le añadimos que los ataques subacuáticos son anticlimáticos, y que las víctimas potenciales nos importan un comino, tendremos una película completamente inútil.

lo mejor:
que los tiburones sólo sean un pretextopara ocultar a los verdaderos villanos
lo peor:
su poco sentido de la autoironía, con un discurso sobre la ética de la mirada que da más pena que risa